“Soy un ser corruptible” se dice con cierta decepción. Sus dedos tocan sus costillas imitando la pose de la fotografía en su pantalla. Insatisfecha, acerca sus dedos delgados hasta el teclado y escribe en la barra de búsqueda: #eating disorder. Do you need help? le pregunta la publicación que la misma plataforma ha puesto por default en todas las etiquetas que un ser humano normal consideraría peligrosas o poco sanas. Presiona cuatro veces la tecla de espacio y ahora puede ver las publicaciones que verdaderamente le interesan. Chicas delgadas presumiendo sus cuerpos estéticos con notas al pie de página diciendo cuantos kilos les hace falta perder para ser perfectas. Con el ratón sigue bajando dejándose envolver por imágenes de esos cuerpos que desea, que necesita. Está tan inmersa en su tarea que se sorprende cuando una publicación aparece como censurada. Revisa las etiquetas de la publicación y da doble clic sobre una de ellas. La página la redirige a otra pero ésta aparece en blanco: “Si estás buscando la nada, felicidades, parece que la encontraste”. Extraño, hace unos días dicha etiqueta había estado en su máxima capacidad. Borra la palabra dentro del barra y cambia sólo el orden de dos letras. La información vuelve a aparecer. Internet es un espacio libre y con un sistema de censura demasiado corruptible; supone que es la magia que se esconde tras la pantalla fluorescente.
Son las dos de la mañana y muere de hambre. Toma su celular que sigue cargándose en su mesita de noche y abre la aplicación sin pensarlo dos veces:
“I
won’t
stop
until
I’m
nothing
but
BONES”
Bloquea su celular y cierra los ojos con fuerza. Lo intenta, de verdad que lo intenta. Sus dedos regresan a sus costados y siente la curva de sus costillas sobresalir de su piel. Le queda tan poco, tan poco para lograrlo…
Se levanta de golpe y siente el mareo usual. Puede hacerlo… Camina hasta la cocina. Su madre siempre tiene contenedores llenos de sobras (sus sobras). “Soy tan débil” piensa mientras toma el pollo deshebrado con sus dedos y lo introduce en su boca seca.
Start over.
Le manda mensajes a las cuatro amigas que ha hecho en Internet a lo largo de los últimos meses. Skinnykclas le responde primero: “Ya vomitaste?”
Thinn-mia: ¿Qué comiste?
ThinkandBea: Gross!
Siente la necesidad de vomitar de nuevo; sabe que sólo quedan ácidos en su estómago que simplemente quemarán su tráquea al intentar salir. Su celular vuelve a vibrar en su mano.
2be-perfect: ¿Estás bien?
La mañana siguiente lo primero que hace es pesarse: dos kilos menos. Recoge su celular y se toma una fotografía parada frente al espejo en ropa interior. El desastre de la noche anterior ha quedado completamente olvidado. Arregla un poco la luz, agrega un filtro discreto y escribe al pie de imagen: Weight-Goal! Observa la fotografía una vez más antes de comenzar a poner las etiquetas necesarias para que el mundo conozca lo perfecto, hermoso y esquelético que es su cuerpo. Presiona el botón de publicar y en menos de cinco minutos su imagen tiene más de diez reacciones y comentarios. Sonríe triunfal y cierra sesión antes de prepararse para ir a clases; es tan fácil engañar las reglas y las censuras de Internet que, por un momento, le parece cómico. Un nuevo pensamiento atraviesa su mente y una sonrisa hueca llena la mitad de su rostro; tal vez algún día pueda quitar de una buena vez esa molesta publicación de default: Do you need help?
Momo Arellano M.