Cuando se les pregunta a los niños, ¿qué quieren ser de grandes?, 70% dice que lo mismo o lo más parecido a sus padres, el resto todo lo contrario o mienten para contrarrestar esa sensación de ser vistos como bichos raros por salir de la norma, convertidos en otro personaje de fugaz cameo a lo Hitchcock, o más que un NPC (NonPlayable Character) a lo Arturo Belano; solo un puñado responden que quisieran ser lo que escriben, hacer su historia alrededor de su máscara biográfica/ficticia, respuesta donde se integra Ivanna Kill (2021) de Iván Mata (1989, Guanajuato); poemario resultado del Seminario de Poesía Efraín Huerta 2020 del Fondo para las Letras Guanajuatenses, bajo la tutoría de José Kozer (1940, Cuba).
Con voz intermedia (ni de hombre, mujer, ni quimera), Ivanna se exhibe por instantes junto a cualquier incrédulo convencido de arriesgarse a ir más allá; total, solo es solo una vez y nadie se va a enterar, si acaso no se lee el libro en voz alta y en público, los testimonios fragmentados, donde Ivanna dice le confundan de espaldas con Maribel Guardia, los hombres cogidos, las enfermedades de transmisión sexual y otras situaciones que bien podrían ser guion de Laura en América, Diálogos en confianza o Mujer, casos de la vida real, que repentinamente develan la profundidad anímica de quien ha elegido/se le ha relegado, a una realidad sacudida por excesos de opacidad y matices atrevidos: “De veras quiero ser la paleta que lames / a lengüetazos lentos y sensibles, / agregar nuestras iniciales / para negociar el encuentro, / es decir, / tú / y / yo / atrás de las canchas / chupando tixtix.” (Mata, 2021, 23)
Revelaciones donde lo explícito no dejan de tener cierta belleza, porque a fin de cuentas son auténticas representaciones del deseo humano que, entre la perversión y la disidencia, como el perejil y el cilantro, no se distinguen fácilmente o son tan límites como hacer el amor con cierto grado de violencia, solo para volver a la ternura instantánea.
busco luz detrás de una pared
en obra negra,
busco un objeto mágico
que me teletransporte lejos
de aquí, un paso,
solo uno,
para distanciar mis pies
del mismo punto
kilómetros de mí
en una habitación azul,
desteñir el azul
con mis transformaciones
inmediatas,
luego ser cualquier cosa
pertenecer en cada hoja de papel
en todos lados,
en todos los pestañeos
y me reconozca con la bondad
que aún creo me tienes.
¿Qué hallaste en mí para
amar a los girasoles? (Ibid., 37)
Esa pequeña muerte ocasional: “[…] el objetivo es esperar a que mi madre / termine de abrir la puerta / como las piernas mías, peludas y bronceadas por la playa, / que se abren / a la menor provocación.” (Ibid., 29) Descanso insuficiente que va alimentando la fatiga al secretismo que, como se vio al inicio, está cargado de sátira y desidia, porque todo debe volver a como debe ser, a pesar que es obvio dónde se percibe la verdadera quintaesencia. Porque, qué van a decir, ¿qué dicen los muertos?
El amor de mi vida
se refugió bajo el cobertor de tigre
que algún día me prestó
para cubrirme de los reclamos
de la histérica y de la celosa,
la que sabe que tú y yo
estamos enamorados,
la que sabe que pronto
la abandonarás en la puerta
con el par de zapatos de charol que te compró
para la boda (Ibid., 35)
Al final, todo es real y ficticio, más bien auto ficción, la cual disecciona Manuel Alberca (2017, 31): “[…] la definición moderna del ‘yo’ se basa en conceptos de interioridad e individualidad, y el individuo tiene como meta la libertad y la independencia frente al grupo”; en consecuencia, la poética de Ivan(na) no solo retoma su propia vida como base, sino que hace un préstamo, como rolarse una caguama o un cigarro, entre un grupo de semejantes. Continúa Alberca (Ídem.): “no es menos cierto que nuestra identidad y la idea que tenemos de nosotros mismos están condicionadas por la manera en que nos ven, nos observan y hasta nos vigilan los demás”. Una apuesta alta: go big, or go home, dicen; mientras Ivanna canta a todo pulmón el coro de Cherry lips, por Garbage.
Por consiguiente, cabe preguntarse al finalizar la lectura de Ivanna Kill, ¿quién (se/nos) ha me(n)tido en el cuerpo?, ¿fue real o solo una mentira? Quien podría ahondar en ello podría ser Oscar Wilde (2014, 9): “¿qué es una buena mentira? Sencillamente, la que entraña su propia evidencia. Si alguien tiene tan poca imaginación como para aportar pruebas en apoyo de una mentira mejor que diga la verdad sin más.” Y en este caso, Ivan(na) dice su verdad en forma de máscara, “que se finge no mirar […] cortejándonos sin tregua” (parafraseando a Guillermo Fernández, 2006, 183), sin éxito. Es cierto, me lo contó el primo de un amigo, quien dijo que desde pequeño sabía que lo suyo era ser poeta, o al menos, mentía en el intento cuando gritaba a todo el mundo: ¡Mírenme, mírenme!, ¡soy un girasol de verdad!
Fuentes
Fernández, Guillermo (2006) Exutorio. Poesía reunida, 1964-2003. Letras Mexicanas; pról. Hernán Bravo Varela. México: FCE.
Mata, Iván (2021) Ivanna Kill. México: Ediciones la Rana – Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato
Wilde, Oscar (2014) La decadencia de la mentira: un comentario. Trad. Javier Fernández de Castro, Cuadernos del Acantilado, 65. Barcelona: Acantilado.
Francisco José Casado Pérez (1990, CDMX). Arquitecto y escritor. Ha publicado en revistas digitales, Mención Honorífica del Premio Bruno Corona Petit (2020-2022). Autor de Para mirar los pasos (2021), Escrúpulos Editorial, premio Don’t Read 2021 y la plaquette Flush (2023) del taller de imprenta Canciones Tristes . Books & Printing.