He visto un gorrión desaparecer por Sergio Humberto García

Estaba preso,

encerrado en una jaula

de tubos y mangueras,

condenado al aire tecnológico

de la vida que no puede avanzar.

Condenado a los sueños cortos,

a la eternidad del silencio 

interrumpido por un tintineo constante.

Condenado a las alas partidas,

como su futuro,

como su corazón.

 

Recuerdo cuando dejó de cantar,

había pasado días felices,

jugando y cantando

dentro de su prisión.

Lo recuerdo ponerse triste,

solitario,

olvidando el alpiste y el agua.

Pronto quedó mudo.

 

Lo recuerdo tocando

con su pico notas cortas

para pasar a una larga

y después dejar de tocar.

 

Lo recuerdo

en el horizonte de una cama de hospital,

desapareciendo,

un poco más cada día.

Hasta que una tarde

por fin se fue.

Como los hacen todas las aves,

nunca más volvió.

Historia Anterior

Vacío Por Coralia Mares

Siguiente Historia

Hola San Luis