I think I made you up inside my head por Gabriela Cano

Considerada dentro la poesía de tipo <confesional> la obra de Sylvia Plath a veces parece una sombra de la vida y muerte de la poeta. Sin embargo, no es que ello resulte negativo. De hecho, una de las cosas más asombrosas de sus poemas está justamente en la deformación, en la negación, en los desdobles que utiliza la autora para mostrar un <yo> en el que no tiene cabida lo cursi de una narrativa personal. Quizá lo más bello sea encontrarnos en sus textos con una memoria que, mutante y contigente, surge de experiencias vividas y luego, supeditada al factor tiempo-espacio, se transforma en formas muy disímiles. Cuando leo algunos de sus poemas no puedo evitar imaginarla viéndose a sí misma como un árbol o creyendo que cuando abre y cierra los ojos el mundo nace y muere nuevamente.  ¿Qué quería Plath con alejarse del mundo y luego verlo nacer de nuevo? (aquí hago referencia a dos poemas <Mujer vertical> y <Canción de amor de una joven loca>). A veces creo que sus poemas son una forma de mostrar cuán inventado puede serlo todo: I think I made you up inside my head, escribió ella en un verso. Y eso, retumba siempre en mi cabeza porque me da la idea de que pude inventar lo que he sentido, lo que he pensado, lo que he hecho. Que, por ejemplo, mi recuerdo del mar es más bien una distorsión. Y eso, a pesar de parezca escalofriante me fascina. Quizá porque al término de nuestra imaginación existe una exigencia de verdad de qué anteriormente algo sucedió, tuvo lugar y nos implicó en alguna forma como agentes como pacientes o como testigos. Y eso me da la sensación de que si he visto las olas.

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