Sin ton ni son
Es común encontrarse con cursos de verano en donde se imparten, entre muchas otras cosas, talleres de teatro para niños, y es aún más común darle a estos cursos el papel de simple entretenimiento vacacional porque los padres no toleran tener tanto tiempo a los niños en casa. Y una vez que los cursos terminan, los niños se olvidan de todo aquello que aprendieron sobre el teatro. O, en otra circunstancia, una vez que los niños se convierten en adolescentes, dejan de lado los grandes descubrimientos que el teatro les dejó sobre sí mismos. La compañía de teatro infantil Sin ton ni son dirigida por Andrei Eudave y proveniente de la ciudad de Irapuato, busca en el teatro precisamente lo contrario: que los niños encuentren en éste una profesionalización. Así, desde pequeños pueden ir obteniendo no sólo experiencia en esta disciplina, sino ganancias monetarias, pues los niños reciben dinero por su trabajo, aunque sea una cantidad simbólica. A través de la profesionalización siguen desarrollando su talento y el teatro se vuelve difícil de abandonar.
Sin ton ni son nace luego de que la Secretaria de Educación de Guanajuato no le diera seguimiento a su programa Talentos Artísticos, que consistía en impartir talleres de teatro, danza y canto. De tales talleres se seleccionarían cinco niños que mostraran tener talento para esas disciplinas y continuarían preparándose en ello. Andrei Eudave, que en ese entonces trabajaba en dicho programa, decidió continuar de manera independiente con la idea y así fue como conformó parte del elenco actual de la compañía, la cual comenzó su carrera formalmente el 24 de julio de 2016, con el estreno de Santita contra el Fantasma Gandalla del Moco Verde escrita por David Eudave. Sin embargo, Andrei lleva trabajando con los niños desde hace aproximadamente año y medio.
Es importante que, en el proceso de creación y tallereo, los niños se desenvuelvan y se exploren lúdicamente, pues es a través del juego que la realidad se hace moldeable, asequible, se hace propia. De esta manera descubren cosas que no sabían que podían hacer y lo hacen a través de la diversión, es por eso que Andrei intenta no intervenir demasiado en las propuestas que los niños hacen, funge más bien como guía para dar forma a las ideas expresadas. Andrei busca que los niños imaginen sus personajes con herramientas como improvisación, expresión corporal y voz. En la compañía los niños aprenden a trabajar en equipo, a respetar a su compañero y a obtener una recompensa por su esfuerzo. Es importante señalar que aunque el trabajo es a través del juego, Andrei les recuerda que también debe haber disciplina, ya que no se trata de un simple trabajo escolar.
En palabras del propio director, para los niños el teatro es un gran compromiso, muchas veces han dejado de lado otras actividades para ir a ensayo. Y, sobre todo esto, cabe decir que los padres se muestran muy agradecidos en todo momento y se mantienen atentos al trabajo de sus hijos.
Santita contra el Fantasma Gandalla del Moco Verde
Se dice que escribir teatro para niños es fácil, y, dice David Eudave escritor de la obra Santita contra El Fantasma Gandalla del Moco Verde, resulta fácil cuando se cree que los niños no son inteligentes. Si se trabaja desde esas premisas, se está trabajando desde preceptos falsos.
Cuando la compañía Sin ton ni son leyó la obra de David inmediatamente se entusiasmó y todo el elenco estuvo de acuerdo con llevar a cabo el montaje, el cual comenzó con la comprensión del texto para luego jugar con él. Con esta obra resultó sorprendente para Andrei descubrir la capacidad que tienen los niños para resolver, a través de la improvisación, los problemas que se presentan al momento de la función: “ellos no dejan de experimentar, pero siempre sin salirse de lo ya establecido”.
Los ensayos se realizaron una vez a la semana, lo que hizo del proceso algo lento, pero finalmente la obra pudo estrenarse el 24 de julio comenzando así la primera temporada de funciones.
Se contó con el apoyo de la Casa de la Cultura (Chinacos) de Irapuato a través del espacio y la escenografía. En el estreno estuvo presente el escritor de la obra, David Eudave quien es padrino de la compañía.
El juego en escena
La puesta en escena está por comenzar. La primera llamada es anunciada por gritos, los cuales sumergen al público en un ambiente diferente a la ya acostumbrada voz solemne.
El escenario se muestra como un lugar hogareño con cuadros que invaden las paredes, cómodas sillas, una ventana, una puerta y demás elementos que nos recuerdan a la vieja casa de la abuela a la que alguna vez visitamos. De repente, entre luces estrambóticas, aparecen los personajes uno a uno; una voz los presenta mientras ellos bailan cada uno con un toque peculiar. He ahí la segunda llamada. Y la historia no comienza ahí, en ese espacio acostumbrado. Comienza en el auto con la madre y sus dos hijos, auto que viaja al costado del público y en el que un par de niños juegan y pelean entre sí mientras su mamá intenta contar al espectador un poco sobre su familia.
Llegan a casa de la abuela para visitarla y celebrar el cumpleaños de Santita, quien cree que está por comenzar el cumpleaños más aburrido de su vida. Hasta que, estando en el momento más tedioso y silencioso, se escuchan ruidos extraños. La aventura comienza. En una transición, que es un baile de niños, los personajes se ven transformados en investigadores enmascarados. Santita juega a sumergirse en la ciencia y arrastra a su hermano con ella. Los elementos de la casa se transforman en objetos de investigación, Santita no juega sólo con el espacio sino con el tiempo, y recrea las situaciones en las que el fantasma apareció. Se formula complicadas preguntas y extrañas respuestas hasta dar con la disolución del misterio.
Son destacables las actuaciones de los cuatro actores: llenos de energía, caracterizaciones precisas, orgánicos y voces fuertes. Dos pequeñas juegan a ser adultos y es notable e impresionante la contención de su energía para dar pasos lentos y sacar voces serenas, en comparación con los personajes de los dos niños que explotan su condición ya naturalmente de infantes; se logra así una rica composición y un buen balance en las escenas.
Planes a futuro
Aunque todavía no se tienen proyectos definidos se tiene pensado montar el musical de Matilda (adaptación de la película), ya que los niños también cantan muy bien. Para la compañía resultaría interesante experimentar con ese género.
El plan más fijo y próximo es seguir haciendo funciones de Santita contra el Fantasma Gandalla del Moco Verde así como realizar el montaje de otra parte de la historia de Santita.
Para ampliar el elenco actual (conformado por cuatro niños) se pretende en algún momento abrir una academia de donde los más destacados puedan incluirse a la compañía.
Gran trabajo el realizado por la compañía Sin ton ni son. Es aplaudible el esfuerzo de su director, Andrei Eudave, por trabajar en un proyecto tan valioso y necesario como lo es la profesionalización del teatro infantil.