La carta de que debo entregar por Aritzelt

Querido:

 

Cuando te fuiste me hiciste mucha falta. Los días eran largos y las noches interminables, no me era posible descasar y dejé de disfrutar las pequeñas maravillas de la vida. No tenía apetito, nada llamaba mi atención, el sol no brillaba tanto y el frío llegaba hasta los huesos. 

No sé cómo permití que te fueras, porque debo admitirlo, fue mi culpa, lo pienso una y otra vez sin encontrar una explicación distinta, fue mi culpa. 

Mi sonrisa había desaparecido casi por completo, eres una de las razones más importantes de mi felicidad y ya no estabas, eso me devastó. Yo te necesito para ser feliz, para sentirme bien, para que mis ojos reflejen alegría. 

Te extrañé tanto, como no tienes una idea. Perdí la cuenta de los días que te fuiste, pero para mí fueron demasiados. 

Digan lo que digan los demás, hoy sé que eres una necesidad para mí. Así, ni más ni menos. Eres una necesidad y no quiero que te vayas de nuevo, no lo voy a permitir. 

Ahora que has vuelto, soy más feliz que antes de perderte, porque aprendí a valorarte, a darte tu lugar, a disfrutar cada maravilloso día contigo. 

Me haces la persona más dichosa, me veo en el espejo y logras que mi rostro tenga una chispa de alegría que se había apagado cuando te fuiste. 

El sufrimiento de tu ausencia es proporcional a la dicha de tu regreso, porque ahora el sol me parece radiante y los fríos son menos intensos que en el ayer. 

Te perdí una vez, lamento tanto que eso haya ocurrido, agradezco haberte recuperado y puedo decirte, que no pienso perderte de nuevo.


 

Atte.: la persona que más me ama. 
 

 

 

P.D.: Amor propio, no me volveré a apartar de ti. 

 

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