La opinión expuesta en este articulo de opinión es a título personal y refleja el contexto en el que el autor se desenvuelve.
A medida que crecemos, cumplimos las metas y expectativas que se nos inculcaron desde niños. Parece hasta una lista del súper que debe ser cumplida: Ir al Preescolar, la Primaria, Secundaria, dar tu primer beso, Preparatoria, tener muchos amigos, ser Universitarios y poseer un título que por arte de magia nos solucionaría la vida y nos daría una estabilidad económica misma que era “más fácil” obtener mediante un título, la cual la mayoría de nuestros padres y abuelos siempre soñaron.
Pero ¿Que tanto cambiaron los planes que tenían para nosotros? Lo primero que hay que entender es el contexto en el que se desenvuelven nuestros abuelos y padres, un México en pleno desarrollo (que no ha terminado de desarrollarse aún en la actualidad) con un aparato Gubernamental bastante obeso, por lo cual ser un trabajador de Gobierno era una de las principales opciones en la lista ¿Que sucedió después? Llegaron una ola de reformas que cambiarían para bien o para mal el rumbo de nuestro país, se privatizaron diversas empresas paraestatales, de diversos rubros de producción y por consecuencia creció el desempleo y empezó a tomar las riendas de nuestro país el comercio informal.
La falsa promesa radica en que se depositó la esperanza de muchas familias en el desarrollo profesional de su siguiente generación, y de esta manera alcanzar una estabilidad financiera soñada, y sí, hemos cumplido. México contaba con grupo muy pequeño de profesionistas, que sigue creciendo, pero que se ha diversificado de una manera importante.
Pero ¿Y la estabilidad financiera? A medida que creció el gremio de estudiantes Universitarios, pasantes, Licenciados, Ingenieros y Arquitectos, etc; la competencia incrementó y ha sido muy recia, definitivamente la problemática es multifactorial, entre ellos está la carencia de habilidades y competencias, la informalidad entre otras.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE):
“El empleo informal aumentó desde el 26% en 2010 hasta el 27% en 2017, y el empleo en ocupaciones laborales que no requieren un título de educación superior aumentó desde el 44% en 2010 al 46% en 2017”. (Educación Superior para México: Resultados y relevancia para el mercado laboral”, 2019)
Por supuesto, estas cifras deben ser traducidas a la realidad de los Estudiantes Universitarios, los pasantes y los titulados. Al egresar de la carrera se enfrentan al desempleo, trabajos con baja remuneración, actividades no relacionadas a su área del conocimiento y trabajos informales que pueden tomar como “provisionales”. Claro, no todo el panorama parece ser desolador para la juventud mexicana, las actividades técnicas y carreras relacionadas al sector industrial parecen desarrollarse de mejor manera debido a la apertura económica que se dio, con los Tratados Comerciales hace años, llegando empresas de carácter internacional a instalarse en México. Otorgando trabajos (si, con sueldos asequibles, pero eso puede ser tema a discusión de otro artículo)
En un mundo globalizado e interconectado, parece ser una mejor apuesta solucionar y perfeccionar la atención a las necesidades básicas de los humanos, así como la innovación y simplificación de procesos industriales. Claro, además de emprender.