La Fuente por Diego Daniel Cordero

Recientemente participé en la eliminatoria del concurso de poesía en verso libre que organizan los chicos de La Luciérnaga Azul para el Festival de la Cucaracha en la ciudad de León. Yo no sabía en absoluto que este tipo de eventos paganos se llevan a cabo en mi ciudad de origen y no fue sino por la insistencia de mi buen amigo Emilio que me animé a presentar este poema.

Gracias a él, descubrí un mundo de porquería dentro de mi cabeza infestado de insectos de patas cosquilludas, pero antes de presentárselo a ustedes, me gustaría platicarles la experiencia.

Por supuesto que llegué bien puntual al evento (no como Emilio que llegó media hora tarde sin importarle que él era el único jurado de la eliminatoria de poesía), gracias a ello, alcancé a degustar de los bocadillos más grandes que ofrecían en el lugar, eran algo así como cucaracha aplastada con chancla cubierta de chocolate y espolvoreada de patitas peludas  y, para aquellos que no gustaran de estos bocadillos, pues también había cucarachas sin aplastar, fresquecitas y crocantes.

Pero en fin, nos obligaron a probarlas porque era requisito para poder pasar a recitar nuestro poema. Entonces, con las patas meneándose entre los dientes, esperamos pacientes a que llegara nuestro turno de dejarlas salir (a nuestras cucarachas) y así sin más, aquí están las mías, que las disfruten amigos, los dejo puestos y dispuestos a leer este pequeñito poema deseándoles antes que nada, que su mundo esté lleno de cucarachitas.

 

P.D.  No se me vayan a emocionar de más, espero dejarles un buen sabor de boca y bueno, no me queda más que invitarlos (les juro que no me pagaron por esto) a que conozcan de qué se trata el festival, me parece una muy buena iniciativa y creo que va para grande la cosa. Ahora sí:

L A    F U E N T E

 

Desperté de noche

Tendido en el suelo

Con las manos atadas

Abrazando un árbol.

Con los ojos abiertos

Mirando el cielo

Ausente de luz

De estrellas lejanas.

 

Hermoso follaje

De hojas doradas,

Meciéndose al viento

Las ramas chuecas.

Nocturno paisaje

Lejano el aliento,

Una ráfaga fuerte

Las tornó secas.

 

Volaron insectos

Sobre mi cabeza,

Algunos cayeron

Arropándome el cuerpo.

Caricia perversa

De distintos trayectos,

Provocando ansias

De cierta rareza.

 

Amarrado y solo,

Abandonado a la suerte,

Sentí el abrazo

De asquerosas criaturas.

Sediento y hambriento

Con el cuerpo inerte,

En mi mente surgieron

Inmensas locuras.

 

Me dejé llevar

Por todas las patas

Que erizaban la piel

Llena de lodo.

Me comencé a excitar

Y me puse a gatas

Y muy traviesas

Entraron a modo.

 

Abrí la boca

Y esperé con calma

A que llegara alguna

Hasta mis dientes.

Que cosa tan loca

Sucedió entonces

Pues una por una

Entraron calientes.

 

Tres por detrás

Cuatro de frente

Un pelotón

Marchando por dentro,

Estrella fugaz

Que iluminó de repente

Aquel territorio

Un cuerpo violento.

 

Las sentí avanzar

Por las entrañas

Juntándose todas,

Remolino creciente.

El vientre tembló,

Convulsiones extrañas,

Y luego se abrió

Del ombligo una fuente.

 

Corrientes fugaces

De cucarachas

Inundaban mi cuerpo,

Tirado en el suelo.

Extraños disfraces

Te deja la muerte

Incapaz de evitarlos

 

 

Después del duelo.

 

 

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