La música que Inspira Por Moisés Campos

 

Fotos del Teatro del Bicentenario Naza PF

 

Llega al Teatro del Bicentenario la Orquesta de las Américas, y no hablo de la mamarrachada creada por Alondra de la Parra en el 2010 para celebrar las fiestas patrias, sino de un programa académico para músicos ejecutantes jóvenes de todo el occidente. Con la finalidad de mejorar las oportunidades de los músicos y puedan ser seleccionados en las mejores orquestas del mundo. 

 

El programa de Orquesta de las Américas fue creado en el 2001 por Plácido Domingo con esta convicción: becar a jóvenes de 15 a 29 años con grandes habilidades musicales para que sean parte del programa, y en un año de residencias artísticas intensivas se empapen de los mejores maestros y directores del mundo. 

Este año el director artístico fue el muy talentoso Carlos Miguel Prieto, director de la Orquesta Sinfónica de Minería, UNAM. El concierto se basó en dos partes y en un inesperado programa barroco cuyo título desconozco. En un programa ecléctico pretendía  exaltar la música del nacionalismo español, Manuel de Falla y el muy romántico clásico Beethoven. 

 

El teatro medio lleno, es de mencionarse que la infraestructura y la atención del teatro es impecable. Para iniciar el concierto se comenzó con Manuel de Falla y cuando se habla de este autor sabes lo que puedes esperar: zarzuela, pasodoble, bulerías y cualquier cosa que te remita a los gitanos españoles. 

No era para menos, la orquesta hizo sus altibajos como es común en Manuel de Falla, poco a poco se iba formando el tema, que se interrumpe con eventuales entradas de los metales y las percusiones, estábamos escuchando Interludio y Danza, de la Ópera La Vida Breve. De Falla indiscutiblemente te hace remitir a las corridas de toros, no soy fan pero indiscutiblemente es una herencia cultural que aún penetra en personas de mi generación. 

 

La noche apenas comenzaba, le seguía el Concierto para Violín en Re mayor, Op. 61 de Ludwig Van Beethoven interpretado por el multipremiado violinista americano de origen judío Gil Shaham; es la primera vez que veo a un ejecutante solista que se desenvuelva con la ilusión de un niño en el escenario. Disfrutaba cada momento, estaba pendiente a cada indicación, pero se le veía disfrutar escuchar. El concierto tiene tintes clásicos, es la primera vez que escucho algo de Beethoven donde no gobierne el romanticismo.  

 

El concierto que dura casi 45 minutos fue interrumpido en varias ocasiones por las inmensas ganas del público leonés de aplaudir, pareciera que quieren que se acabe el concierto y, esa misma gente que aplaudió frecuentemente, fue la responsable de que el solista en conjunto con la concertino de la orquesta Aubree Oliverson, interpretarán el Concierto para Dos Violines y Orquesta de Cuerda. Con la sencillez que le indentifica a Carlos Miguel Prieto, se unió a los violines segundos y con una coordinación perfecta interpretaron esta obra barroca, pese a que no contaban con director.

Pasó el intermedio y con él la última parte del concierto, de la mano de la cantante Mezzosoprano Alejandra Gomez Ordaz  interpretaron el Ballet “El Sombrero de Tres Picos” de Manuel de Falla, una pieza que va creciendo, se desenvuelve, parece que termina, pero sigue creciendo. Es interminable. 

 

Un concierto que se tenía planeado terminar a las 9:30 de la noche se prolongó hasta pasadas las 10:30 pm, la gente ovacionando la interpretación de Carlos Miguel Prieto, la Orquesta con un nivel que la distingue a nivel internacional, fueron algunos de los detalles que minuto a minuto se pudo disfrutar. 

 

La Orquesta de las Américas continúa con su gira por México, después de 10 años, el jueves 25 de julio se presentan en el Teatro Juárez en Guanajuato, Capital a las 20:00 horas.

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