Según Jean Piaget, el desarrollo cognitivo se da en 4 etapas. La Segunda etapa, llamada preoperacional, aparece entre los 2 y los 7 años aproximadamente, y es cuando los niños desarrollan habilidades como la empatía, o sea, la capacidad de ponerse en el lugar de otros, En la etapa de operaciones concretas, que va de los 7 a los 13 años y es cuando se desarrolla la habilidad de llegar a conclusiones basadas en hechos concretos no abstractos. En la última etapa del desarrollo, que va desde los doce años y en toda la vida adulta, es cuando se puede llegar a tener conclusiones lógicas basadas en hechos abstractos.
El liberalismo, neoliberalismo, conservadurismo y en general la derecha política e ideologías afines, consideran que la sobreexplotación de recursos, el saqueo de un territorio en beneficio de otro, la apropiación desigual de los medios de producción, la imposición sobre los grupos más vulnerables y las injusticias en general, son hechos naturales y hasta deseables para el funcionamiento de la sociedad. Basan la mayor parte de sus argumentos en ideas como “el mérito propio”, “el esfuerzo individual” y el “libre albedrio” para hacer pasar como hechos de justicia incuestionable las situaciones notoriamente injustas que ellos mismos generan; evitan considerar contextos políticos, sociales, culturales o económicos, pues los consideran irrelevantes a la hora de evaluar “hechos concretos” como indicadores económicos, defienden el concepto de “libertad” únicamente en lo referente al mercado, pues en lo individual la restringen por considerarla peligrosa para el propio individuo y para la sociedad en general.
Entendiendo este contexto, podemos inferir que ese supuesto auge de la derecha, no es otra cosa más que le mismo fascismo de siempre, explotando la “infantilización” de occidente, es decir, aprovechan la falta de madurez y desarrollo cognitivo de muchos sectores sociales para esparcir el discurso individualista egocéntrico del mérito propio basado en supuestos hechos concretos.
Pero no son en ningún sentido defensores de la libertad, no son políticamente incorrectos, no son personas irreverentes intelectualmente disidentes, son individuos, en el mejor de los casos, alienados incapaces de comprender una idea abstracta. Si para alguien, sólo tiene valor los datos duros, y las ciencias exactas, no es que esa persona sea intelectualmente superior, todo lo contrario, son individuos incapaces de comprender abstracciones del pensamiento lógico, por lo tanto, son personas que no han alcanzado ni su madurez intelectual ni su pleno desarrollo cognitivo.
La gran mayoría de “haters” de “ideología “libertaria”, “procapitalista” o autodenominados “políticamente incorrectos” que hoy día tanto ruido hacen en internet, no son otra cosa mas que “Niños Rata” que canalizan su frustración tal y como lo haría una persona que no ha sido capaz de desarrollar sus habilidades cognitivas y de adaptación al entorno, incapaces de comprender ideas abstracta, ancladas en entre los siete y doce años. Que tal y como lo haría un niño con problemas para socializar, se refugian en una burbuja de pensamiento de quienes comparten sus temores y frustraciones para sentirse parte de un grupo que los define de forma identitaria.
No planteo que no haya que tomarlos en serio, de hecho, representan una amenaza tan real como un adolescente inadaptado en una secundaria con acceso a armas e información distorsionada.
Mi sugerencia es tratar de comprenderlos desde la perspectiva empática. La mayoría de ellos encontraron en esa “identidad” tan “políticamente incorrecta” la única forma de sobrevivir en un mundo tan hostil. Pero al igual y como se trataría a un niño desubicado, hay que entenderlos desde una perspectiva comprensiva.
No son Libertarios, porque de hecho les molesta mucho la libertad sexual y reproductiva de las mujeres, los gays y en general de todos. En este caso hay que orientarlos sobre su propia sexualidad y relaciones con el sexo opuesto. No son defensores de la “familia como base de la sociedad”, porque la familia es contraria al individualismo que dicen defender, mas bien son individuos muy temerosos de modelos distintos al que conocen, seguramente producto de temores y carencias adquiridas en etapas tempranas. No odian la pobreza, porque son pobres, pero sí les da mucho miedo reconocerse como parte del vulgo y rechazan la idea de que nunca pertenecerán a la clase privilegiada, porque eso rompería por completo su sentido de la vida. No son pro – capitalistas, porque desconocen los fundamentos básicos del capitalismo y por consecuencia del comunismo, socialismo o cualquier otro modelo de orden social, son personas negadas a ser esclavos que sueñan con ser amos. No es que apoyen a Bolsonaro, Trump, Putin, y que odien a AMLO, El Ché o Chávez por un complejo sistema de creencias político-ideológicas, simplemente les resulta irreverentísimo y propio de personas intelectualmente superiores, llevar la contraria a la mayoría, porque desde su percepción pre operacional del desarrollo cognitivo, eso es lo que “hace la gente inteligente”.
Este supuesto auge de la derecha en el internet, no es producto de los excesos de la izquierda o de un proceso de concientización de las ideologías “liberales”. Todo lo contrario, es la capitalización de la exclusión, marginación y falta de oportunidades que genera la propia derecha y ahora de maneta utilitaria, saca beneficio de sus productos residuales. Porque sí, los “niños rata” que “no son ni de izquierda ni de derecha” son un producto residual de las sociedades capitalistas.
Lo mejor que podemos hacer ante este “auge de la derecha” en el internet, es no ceder a esas voces que dicen que las ciencias sociales son innecesarias, que sólo las ingenierías mueven al mundo y que la enseñanza de ciencias sociales ya no es útil para hacernos una sociedad “competitiva”. Debemos trabajar mucho en recordar que el método científico, también se usa en las ciencias sociales, debemos trabajar mucho recordar que las grandes potencias mundiales, basaron su “competitividad en el mercado” a partir de muy grandes, y en ocasiones dolorosos, procesos de consciencia social.
Pero sobre todo, debemos permanecer atentos al futuro de estos “niños rata” tan estridentes. El peligro real, es que se conviertan en modelos aspiracionales de personas que sí se logren desarrollar cognitivamente y que los vean como referentes intelectuales en su futuro.