Laberinto Octavio Huesca Heredia

De noche, altaneramente perdida,

en recovecos incomprendida

la desesperación se saborea

huérfana, iluminada, acogida.

Triste marea en plumas remojada,

deprimida alma, acosada.

Monstruo nunca visto, adorado, nunca amado;

en el laberinto Asterión vengado.

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