Fotógrafa: María Paola Barreda Garrido
¿No te has cansado de la Idea soberbia que se empeña como mojigata por someter a la corporalidad?, ¿no te has cansado del deber de ser sensato todo el tiempo?, ¿no estás harto del miedo al castigo eterno? Revélate hijo de Lucifer contra la solemnidad de la castidad, entrégate a lo verdaderamente eterno, entrégate a lo prohibido, entrégate al santo Deseo que abre sus puertas a la humanidad desde el destierro en el Edén, acéptalo porque Él te ha aceptado, ábrele las puertas en tu corazón porque sin importarle tu color de piel, tu religión y tu género te ha abrazado y ha limpiado tus pies de la pútrida mentira del pecado.
El Deseo se levanta y proclama su mensaje, desde las profundidades de tus infiernos y de tus cielos te susurra amoroso: “¡Sé salvo! ve y fructifícate de los placeres del mundo” pues, aunque no lo quieras eres mundo, aunque lo rehúses estás aquí, porque, aunque te hayan ofrecido una tierra bañada en leche y miel, es una tierra llena de eunucos.
Los demonios también nos hacen humanos, los monstruos también nos enseñan que el camino hacia el cielo está empedrado de días tediosos y llenos de sacrificios. Entrégate a lo mundano, que celeste no eres, entrégate y siéntete real, entrégate a la respiración agitada y a las ganas que no se irán. Vive como uno de nos, disfruta las delicias del fruto prohibido pues has sido salvado, has sido redimido de la frígida racionalidad pues como dice San Agustín: dentro tuyo yace la verdad.