Mientras mido la vida en suspiros,
noto que el cielo cae como un apocalipsis periódico,
entre tantos días en los que uno muere y nace,
solo queda esperar un hecho insólito
que nos dé una bofetada y nos permita así,
abrir un poco los ojos.
Mientras y mientras, mentiras y mentiras,
de la gente, de uno, de la vida, de la muerte,
que nos espera,
allá,
donde los muertos callan dormidos
en el frío
mientras la tierra los abraza,
Y el infinito olvido los acurruca
Como a recién nacidos,
mientras los que se portan bien esperan ir a un cielo que requiere visa
y los que se portan mal esperan un infierno donde se refugian los santos,
mientras y mientras,
mentiras y mentiras,
mentiras de la vida,
de los fantasmas que fuimos y de los reflejos que se flagelan cuando vemos al espejo,
más mentiras de la gente,
que nos dicen menos con la mirada que más cuando hablan tanto con la boca.
Que ilógico estar tanto tiempo anhelando
lo que los dioses ya ignoraron.
Mientras mido la vida en suspiros,
la muerte me mide en cigarrillos
y botellas de cerveza,
en silencios prematuros,
en pensamientos,
en sueños diurnos del subconsciente,
de sueño eróticos del inconsciente,
en deseos quiméricos del consciente,
siento el invisible soplo de la soledad,
un halito frio,
acre,
que ni el humo de cigarro ahuyenta,
que ni la vigilia ahuyenta,
que ni el último suspiro ahuyenta,
nadie, nada, nunca.