0.
Hay frases que solo pueden enunciarse a posteriori.
“Y es que siento, como si toda mi vida / Me hubiera estado conduciendo a este preciso momento / A este preciso momento, a este preciso momento”.
Hay frases que siempre son verdaderas cuando se piensan, cuando se pronuncian, cuando se comparten, a posteriori.
1.
“Voy a tomar el camino equivocado / Voy a salirme de la trayectoria / Voy a meterme en líos, jugar con fuego, incumplir las normas / Voy a seguir tu senda peligrosa / Voy a encender la mecha / Voy a volverme loca, vestirme de fiesta y perder la cuenta”.
La belleza, ya lo vimos, es siempre nocturna. Y también siempre preparada. Aunque no sabe qué va a pasar siempre sale. Y uno nunca sabe dónde va a encontrarla. Quizá porque ni ella misma sabe dónde va a estar. Puede ser en el concierto más underground del fin de semana o en una cena de postín en un museo. Puede ser en el encontronazo casual o en la cita planeada. Lo más importante es sestar siempre preparados porque la belleza siempre está preparada.
2.
“Voy a salir a buscarte, voy a salir a buscarte / Que hoy las estrellas se ven más brillantes / Y es que siento, como si toda mi vida / Me hubiera estado conduciendo a este preciso momento / Y estoy constantemente a punto de intentar besarte / Y estoy constantemente a punto de intentarlo”.
Y en ese momento de encuentro es cuando la belleza se transforma en algo que vive no sólo afuera sino adentro. Cuando la belleza pasa cerca el único movimiento posible es acercarse más. Y en ese acercarse más, como en un libro que nos gusta y releemos una y otra vez, por el carrusel y por los niños, por el equipaje perdido y por el no contarle nada a nadie, se vuelve otra cosa a la que a falta de mejor nombre llamamos amor.
Y lo buscamos, como quien busca Alaska o la grabación perfecta. Y no es un querer volver a encontrarse con la belleza sino que la belleza vuelva a cruzarnos en nuestro camino y cuando lo haga volver a disfrutarla. Y si somos nosotros quienes la buscamos la llamamos amor a falta de mejor nombre.
3.
“Para que siempre me tengas presente / Voy a rezar cada noche muy fuerte / Siempre que cierro los ojos / Me entra mucho miedo de no volver a verte”.
Uno nunca sabe cuál va a ser la última vez, la última tarde, la última noche. Uno nunca va a saber lo que pudo hacer mejor o lo que debió decir en lugar de lo que dijo. Uno siempre tiene miedo de que acabe la belleza. Porque el amor sabemos que nunca termina. Quizá sus efectos o sus causas. Quizá terminan las locuras o las imprudencias pero no el amor.
“Quien lo probó lo sabe” como dice Lope de Vega. Aunque en un error transcribí “quien lo robó lo sabe”.
PD
“7 Días Juntos” es la cara A. “Dinamita” es la cara B. Hace apenas unos días apareció el adelanto del nuevo disco de Ana Fernández Villaverde, “Fuego”. Y eso es la belleza, el amor y el sexo. O, al menos, eso nos enseñan. Eso aprendemos. Eso intentamos aprender: el fuego en las entrañas, fire of my loins.
PD2
Tal vez la belleza y el amor y el sexo no sean sino un poema que hable de dios y de calcetines.