0.
Probablemente “La Dorotea” sea una de las obras de Lope de vega menos frecuentada, comparado con sus poemas cortos y con sus obras de teatro. Y, sin embargo, sus cuatro primeros versos son probablemente de los más conocidos de su autor. “A mis soledades voy, / de mis soledades vengo, / porque para andar conmigo / me bastan los pensamientos”. No siempre pero a veces la belleza, el amor y el sexo están hechos de esas soledades, de esos pensamientos.
1.
Demasiadas veces damos por supuestas demasiadas cosas. La lista es interminable, pero una de ella es que la belleza es siempre un acontecimiento social. Algo que en parte es cierto y en parte no. La belleza, como un cuadro o una novela o una variación, necesita al otro para existir. O, al menos, para existir en plenitud. Pero el espectador, el lector, el oyente, necesitan también de la soledad para saborearla. Para deleitarse morosamente en ella.
“No sé qué tiene el aldea / donde vivo y donde muero, / que con venir de mí mismo / no puedo venir más lejos”.
Sólo en soledad pudo comprender Auden la belleza del cuadro de Brueghel. Sólo en soledad se puede reflexionar sobre la belleza, la buscada y también la encontrada, y transformala en amor. O en música, en pintura, en literatura.
2.
El amor, al nacer afuera y vivirse adentro, al sentirse adentro y expresarse afuera, es la experiencia más psicosomática que existe. Como también, y tan bien, dice el mismo Lope, “quien lo probó lo sabe”. Es imposible vivirlo solo adentro o vivirlo, mejor dicho fingirlo, solo afuera. Afecta por igual al cuerpo y al alma, al corazón o al comoquiera que se llame eso que nos hace sentir.
“Ni estoy bien ni mal conmigo, / mas dice el entendimiento / que un hombre que todo es alma / está cautivo en su cuerpo”.
Y no es únicamente por las estupideces que suelen decir los enamorados o las que cuentan de su amada, exageradas siempre pero verdaderas al mismo tiempo. Si eso puede ser. Porque el amor hay que vivirlo en compañía, es decir junto a la persona amada o por qué no relatándola una y otra vez. Y hay que vivirlo también en soledad, en dialogo interno imaginándola una y otra vez. Imaginando las conversaciones y los roces, las tardes y también las noches. Y los días también aunque no sean buenos.
3.
El problema entre soledad y compañía es precisamente el sexo, una actividad privada que es imposible ocultar en la cara de los amantes. Más cuando recién acaban de amarse.
“No me precio de entendido, / de desdichado me precio, / que los que no son dichosos / ¿cómo pueden ser discretos?”.
Y es que, y con justa razón lo afirma el dramaturgo, ser feliz en la consumación final de la belleza y del amor imposibilita el ocultamiento. “Hasta morir en paz. Los dos, / como dicen que mueren los que han amado mucho” como escribió el sabio Jaime.
PD
“No puede durar el mundo, / porque dicen, y lo creo, / que suena a vidrio quebrado / y que ha de romperse presto”. Y también en eso tiene razón Lope y aplica si no a casi todo, sí a todo. Y dura tan poco que los amantes buscan excusas para hablar y hablar por horas interminables aunque estén lejos y viviendo cada uno su soledad. Por eso con razón escribió el dramaturgo “soledades”.