0.
“Una contemplación silenciosa: una aproximación solícita: una elevación gradual: una revelación intentada:”
Si somos una oscuridad entre dos relámpagos o una brevedad entre dos eternidades, ¿qué será entonces la belleza, el amor y el sexo? ¿Necesitaran ellos, al ser humanos por ser nuestros, también esa poca duración? ¿Durán para siempre como proponen tantas falacias románticas o se extinguen, por los motivos que sean, con el paso del tiempo? Y si no duran, ¿por qué empeñarnos, y empañarnos como propone el autocorrector, en hacer que así sea? O, en el caso contrario, en “La Bella y la Bestia”, en “El coleccionista”, ¿por qué empañarse, y empañarse, en asegurar que “con el tiempo te acostumbraras a mí”?
1.
“yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como las chicas andaluzas o me pingo una roja sí”
La belleza, esa que siempre nos sorprende, necesita por su propia materia ser breve. Tanto en el instante del recuerdo como en su propia esencia. No es un secreto que la belleza termina, aunque nos quede el consuelo de su recuerdo, la realidad mental de volver a verla como fue. Necesita ser breve, también y sobre todo, para no aburrir. Para demostrarlo bastaría con preguntarle a cualquier guardián nocturno de cualquier museo importante que piensan de Velázquez, de Veermer, de Pollock.
Convivir diariamente parece ideal y, sin embargo, sea probablemente la mejor manera, la más rápida, la más eficaz, de cegarse a ella. Y a todas las demás bellezas.
2.
“y cómo me besó al pie de la muralla mora y yo pensé bueno igual da él que otro y luego le pedí con los ojos que lo volviera a pedir sí y entonces me pidió si quería yo decir sí”
Y si la belleza es breve, también lo es su consecuencia, el amor. O, al menos, debería serlo.
¿Cuántas veces, pasado el deslumbramiento primero, ahora convertido en visión y memoria, pasado el coup de foudre que lo convirtió en amor y deseo de vivirlo, podemos soportar algo bello? No cuántas veces, sino únicamente.
¿Cuánto tiempo podemos estar contemplando el mismo cuadro, leyendo el mismo libro, escuchando la misma versión de la misma melodía una y otra vez? No cuánto tiempo sino de cuanto nos perdemos.
¿Cuánto debe durar el amor si el amor es efímero? ¿Semanas, meses, años? ¿Tres semanas, tres meses, tres años como tres son las veces que, según la neuropsicología uno puede enamorarse en el pleno sentido de la palabra?
Si supiéramos la respuesta, las respuestas, podríamos estar preparados para lo que el amor traiga. Y eso, además, es imposible.
3.
“y primero le rodeé con los brazos sí y le atraje encima de mí para que él me pudiera sentir los pechos todos perfume sí y el corazón le corría como loco y sí”
Y, por naturaleza, y también por imposibilidad de que sea eterno, el sexo también es breve como si la fisiología, en estado puro, quisiera recordarnos en el paso final de la belleza y el amor lo necesario de su no duración.
PD
“y sí dije sí quiero Sí”.
PD2
¿Acaso no son señales de un mentiroso frases como “su belleza durara para siempre”, “la amaré por siempre” o “yo duro siempre”? Miente menos quien dice “para siempre y un día más”, forever and a day.