¿Es que en verdad se vive aquí en la tierra?
¡No para siempre aquí!
Un momento en la tierra,
si es de jade se hace astillas,
si es de oro se destruye,
si es plumaje de ketzalli se rasga,
¡No para siempre aquí!
Un momento en la tierra.
Nezahualcóyotl Gobernante Chichimeca(1402-1472)
Se dejaron venir las lluvias, Tláloc, hace su parte del trato luego de los tributos recibidos; sacrificios de mujeres vírgenes ya no son necesarios, hoy Tláloc incluso se compadece del pueblo al que observa subyugado y tiranizado por gobernantes que no lo merecen; observa callado en su pedestal y lamenta a grandes lagrimas que caen hasta nuestra tierra, la manera en la que los poderosos, los líderes de esta nación, engañan a sus gobernados, los manipulan y roban a la tierra sagrada.
Tláloc, tan sensible a los hombres por ser dador de vida aquí en la tierra, lamenta, y sus truenos causan tormentas; ante la impotencia se une otra deidad, una fuerza solar y de máximo esplendor, Huitzilopochtli, Dios del sol y de la guerra. De él, se decía que día con día “vencía a las tinieblas con la luz” salía victorioso de la diaria batalla contra la oscuridad; hoy pareciera que vivimos en oscurantismo…
Huitzilopochtli también se siente derrotado, hoy reinan las tinieblas, hoy falta luz, mucha luz para vencer la ignorancia, esa que pulula entre las clases sociales olvidadas, aquellas desprotegidas y a subvención de los mercenarios religiosos, quienes siguen buscando vendar los ojos al pueblo que intenta despertar.
Tláloc y Huitzilopochtli, se sientan y observan hacía abajo para ver a su pueblo al que servían con tanto orgullo, con tanto amor; al que enseñaban por medio de los eventos de la naturaleza, del propio cosmos… hoy lo ven desmoronado por gobiernos corruptos, por gobernantes ambiciosos que solo han buscado su provecho.
Tláloc y Huitzilopochtli lloran por su pueblo sometido por mentiras, engañado con la falsa idea de un pecado, de una culpa inexistente, de un mesías que no es de nuestros ancestros pisoteando las raíces y exculpando a los traidores. El libre pensamiento apenas es un ave que desea emprender el vuelo.
Tláloc llueve intenso, está enojado, causa estragos. Mientras comienza la noche con lluvia intensa, Huitzilopochtli emprende la diaria lucha de la luz contra la oscuridad…