En la presente entrega intento compartir algunas inquietudes que brotan ante la incertidumbre. Durante las últimas dos semanas, luego de los terribles atentados ocurridos en Francia nos hemos visto ante la necesidad de contextualizar e interpretar el incesante flujo informativo, transmitido en directo por los principales portales y agencias periodísticas internacionales. Los sucesos del fatídico mes de octubre nos estremecen e indignan, marcan un hito en la memoria y revelan la grave crisis que enfrentamos hoy en día. Sin embargo, podemos constatar que los eventos recientes no constituyen hechos aislados, debemos entenderlos en el marco de un conflicto ideológico milenario, que ahora ha detonado en la reactivación y movilización extremista.
Por desgracia, el terrorismo sacude una vez más a París, capital cultural y símbolo de la libertad, igualdad y fraternidad. La violencia se manifiesta cuando todavía el recuerdo de los atentados de Saint- Denis y Niza atormenta profundamente nuestra memoria. Con los recientes actos terroristas resurge una creciente tensión diplomática, dando lugar a la reactivación de ideologías radicales y expresiones de odio, crímenes y atrocidades.
El mencionado conflicto evidentemente conlleva una reconfiguración del escenario geopolítico, afectando directamente las relaciones entre Francia y Medio Oriente. La situación emergente nos obliga a volver a pensar otros rumbos, límites y posibilidades, por eso resulta necesario atrevernos a visualizar el panorama global desde una mirada crítica.
Al navegar por la red encontramos con frecuencia ruido y saturación. Imágenes, discursos, opiniones y reacciones que se mezclan y producen un relato fragmentado, en donde el sesgo se amplifica. Habitamos en el ámbito de la confusión, siendo fácil reproducir estereotipos y prejuicios, asumir ideas como verdades, compartir noticias falsas sin darnos cuenta o defender un punto de vista creyendo que tenemos razón. Por ello, es indispensable desarrollar el pensamiento crítico, analizar las fuentes de información que consumimos y sostener apertura ante diversas perspectivas. Ahora bien, en este momento debemos seguir discutiendo en torno a la defensa de los derechos humanos, la libertad de expresión conceptos que resultan indispensables para la construcción de una sociedad global basada en la tolerancia, el reconocimiento de la diferencia y la cultura de la paz.
El pasado viernes 16 de octubre fue asesinado el profesor Samuel Paty, la prensa destacó un suceso que le dio la vuelta al mundo. Ahora #SamuelPaty se ha convertido en un símbolo de protesta, encabezando un movimiento social de resistencia pacifista, en defensa de la laicidad y la libre expresión de ideas. El acontecimiento nos permite pensar en las dificultades que enfrentan los docentes, académicos y periodistas en el ejercicio del debate y la formación de la mentalidad abierta, la víctima señala el costo de pensar libremente. El profesor francés al impartir su clase esperaba discutir sobre la importancia de la libertad de expresión, utilizó como ejemplo una caricatura del profeta Mahoma, publicada por la revista satírica Charlie Hebdo. El hecho le costó la vida diez días después, luego de una acalorada polémica entre la comunidad musulmana. Desde entonces diversas manifestaciones se han suscitado en las plazas públicas, exigiendo justicia.
Sin embargo, con las declaraciones del mandatario francés Emmanuel Macron aumentó la tensión de la comunidad musulmana, involucrándose posteriormente en el conflicto diplomático el gobierno de Turquía. Las expresiones de odio se han radicalizado y en lo inmediato todavía no se vislumbran condiciones óptimas para el acuerdo. Justo el pasado jueves 29 de octubre el terror tomó el interior de la basílica de Niza. La tensión aumenta, entre el confinamiento, la crisis económica y un mundo cada vez más polarizado.