¿Llorarías por mí? por Iván Alejandro Díaz Acevedo

Fotógrafa: María Paola Garrido Barrera

 

Nunca sabes de dónde vienen las personas, nunca podrías adivinar el origen de sus dolores y de sus pasiones, sólo vemos cálidas sonrisas, miradas nerviosas o semblantes apagados. Quiénes somos para juzgarlos, quiénes somos para asumir que nuestros problemas son más importantes en la jerarquía del mundo.

Las calles están repletas de pasos que dejan ecos que resuenan y resuenan en la indiferencia de oídos cansados de escuchar. Caminamos en la letanía de las apariencias porque es lo único que conocemos y es que perdónenme, pero cuando camino por las avenidas de la ciudad yo no veo almas difuminarse en el horizonte, no veo buenos sentimientos cruzar la banqueta, yo veo cuerpos, yo veo volúmenes, yo veo carnosidades que dejan sombra y luego desaparecen.

¿Que si lloraría por ti? Claro que lloraría por ti, lloraría por mí y por ellos, lloraría por las tristezas que no pudieron ser lagrimeadas, lloraría por las ausencias que no pudieron ser contadas, lloraría por las páginas que no pudieron ser leídas, por los abrazos que nunca llegaron a darse, lloraría por lo ridículo que es el llorar, por lo ridículo que es sentirse vulnerable.

Lloraría por ti porque las perlas marinas que salen de nuestros ojos son nuestro tesoro más secreto, porque son parte de la cadencia de la vida, porque no siempre podemos estar contentos, porque la nostalgia no es la enemiga, por que el único villano del cuento es la indiferencia.

 

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