Supongo que en algún momento de la historia perdí un fragmento de mí, guardado en un capítulo subastado al por mayor en una venta de garaje que jamás volvió a mis manos.
Posiblemente o vaya usted a saberlo, traía consigo alguna lista o especie de receta sobre cómo volver dentro del abismo personal, cómo olvidar a alguien incluso antes de saber que tan costosa era la pérdida de un amor, los impuestos e IVA que dejan los huesos descubiertos y astillados.
Me gustaría saberlo, leer su contenido y contemplarme completa admirando el sol dorado de mayo, pero la subasta finalizó y yo no tenía un centavo para reclamar mis piezas.