El fondo negro con cinco plataformas desniveladas entre sí y un par de luces neón son suficientes para crear un sinfín de posibles escenarios según la imaginación lo permita: una habitación, una escuela, cada rincón de la cotidianidad, otro mundo, la mente de un niño… sin dejar de ser el mismo sitio. Las cosas pueden ser muchas, pero dependerán de cómo las miremos, la apertura y la perspectiva.
Un niño con un pasamontañas lila (a veces gorro, a veces máscara) y un overol azul, parece en un principio un astronauta. Lolo, con un teléfono de vasos e hilo, reporta sus pensamientos y su sentir a los extraterrestres de Cromañón, planeta lejano del cual se cree originario, pues acá en la tierra no encuentra su lugar; acá en la tierra todo es muy raro, estructurado y tonto: los humanos hacen cosas que no quieren y no se preguntan por qué lo hacen; pero más extraño es que, al preguntarles, tampoco saben responder. ¿Acaso, con la edad, la imaginación merma y las posibilidades se reducen a una sola?, ¿es tan diferente el mundo de los niños al mundo adulto?, ¿cuál podría ser el puente vinculante entre estos dos mundos tan distantes y adyacentes a la vez? La barrera no es la edad, sino la imperante y absurda necesidad de querer encasillar todo sin dejar espacio a los matices.
Dolores sale a escena, intendente de la escuela a la que Lolo asiste. Ella es marginada por su forma de hablar, porque es pobre, por ser la de la limpieza… ¿Qué lugar se le da a un personaje así acá en la tierra, el de la invisibilidad? Tampoco existe sitio para ella y como medio para sobrellevar la situación, Dolores prefiere ver en el rechazo un superpoder, uno que le permite vivir sin que nadie la moleste; por eso, se coloca sus audífonos y, automáticamente, se traslada a un mundo lleno de rock del bueno.
Lolo piensa que Dolores es extraterrestre porque, al igual que él, usa overol; porque a través de un walkman le ha enseñado cómo transportarse a otro planeta y flotar en el éter, pues ella entiende. Lolo y Lola, Lola y Lolo; no importa la edad, sino el cómo las cosas se miren.
A Lolo le gustan los vestidos de su mamá y pintarse los labios; no le gusta la ropa de niños ni sentirse niño; solo desea entender por qué siente eso mientras busca su lugar en el mundo, aunque no exista. Su madre, al descubrirlo, se siente confundida y no sabe qué hacer, pero conocer a Dolores la ayuda a construir una mejor comunicación con su hijo, un puente para entender la situación de Lolo, aceptarlo y apoyarlo.
Los niños se dejan llevar por las ideas encasillantes que simulan ser estructuradas. Desde pequeños se les cataloga como hombre o mujer al formarlos en filas determinadas por el sexo; pero ¿son capaces de cuestionarse quiénes con antes de alinearse?, ¿entienden por qué el otro se coloca en la línea equidistante?, ¿qué ocurre cuando alguien no se identifica en ninguna de las filas? Violencia y rechazo es lo que Lolo vive a diario porque, acá en la tierra, queremos acomodar todo en un sitio.
Lolo o Lola, Lola o Lolo, se puede ser cualquiera, se puede ser ambos porque las posibilidades así lo permiten, solo falta entenderlo, falta expandir la mente y dejar de lado los estereotipos y la estupidez para hacer de este mundo uno en el que existan y sean visibles todos, incluidos los extraterrestres. Lolo se quita el pasamontañas y su larga cabellera le cae sobre los hombros sorprendiendo al público, quien, durante toda la obra, lo creyó niño.
Inspirada en la ciencia ficción y utilizando el teatro negro, Acá en la Tierra, a cargo de La Maquina del Tiempo y Los Bocanegra, es una obra que dispara la imaginación expandiéndola y generando una reflexión sobre la búsqueda de la identidad, la diversidad y la inclusión desde la infancia, tema importante y cada vez más visibilizado, aunque sea censurado y lleno de prejuicios todavía. Qué mejor manera de hablar de ello que mediante el teatro, pues justamente uno de sus objetivos es reflejar la vida para dotarnos de conciencia sobre una realidad que, aun estando inmersos en ella, no nos es evidente; para entendernos a nosotros mismos, para entender a los demás, para no herir, para no herirnos.
La Máquina del Tiempo y Los Bocanegra
Acá en la Tierra
25 y 26 de octubre de 2022
Teatro Cervantes
Fotografía: cortesía FIC