Luisa por Selhye Martínez

 

Luisa llevaba puesta sólo su sonrisa, su cuerpo no había necesitado nada más durante años. Le veía las mejillas a contraluz, las partes altas de su cadera sostenían la luna como si fueran lagunas en calma. Su ombligo era una sombra que recitaba el silencio de muchos exploradores vencidos.

Ella fumaba y yo la leía, quería entenderla, aún con mi limitada comprensión literaria y todas las faltas de ortografía que se le escondían en la personalidad. Me gustaban sus acentos, personificados en el par de cejas que dejaban clara cada postura que tomaba. Me perdía en las comas, escondidas en sus caderas cuando hacíamos el amor. Luisa no entendía el poema que era; siempre decía que se parecía más a un monosílabo, conciso e inútil en temas del amor, eso decía porque no se había escuchado traducida a otros idiomas, porque ella no era quien practicaba por semanas para pronunciarla bien.

El humo la volvía humana, le quitaba lo inalcanzable, por eso seguía comprándole sus cigarros favoritos camino a verla. Aún me arrepiento de jamás haber tomado una foto de ese discurso que su cuerpo era al moverse desnudo por la habitación. De no haber leído entre líneas su soledad, su continuo uso de verbos en pasado.

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