Las papitas están en la mesa intactas. El pepino, la zanahoria y las rodajas de manzana casi se acaban. Todas las reunidas beben compulsivamente agua natural a temperatura ambiente con algunas rodajas de limón mientras observan estupefactas a Carla y a su rostro perfectamente simétrico, su piel firme y labios carnosos.
Andy Benavides se atreve antes que todas
– Carli, reina, ¡Ya dinos! ¿¡Cómo chingados le hiciste!? –
Carla sonríe, se echa el pelo para atrás sintiéndose OBVIAMENTE SUPERIOR a las demás.
– Ay amigas… les voy a decir, pero porfis que no salga de aquí –
Todas responden
– No, ¡No!,-
– Claro que no amiga –
Y
– Ya sabes que nada sale de aquí –
Todas mueren por saber y transmitir el “conocimiento” que van a adquirir.
– Bueno… ustedes saben que desde siempre he sufrido por tener la piel MUY flácida y una boca chiquitisima – Se le sale una lágrima – Que si “La come meñiques”, “la apaga cerillos” – se le corta la voz – La sociedad puede ser muy mala, a ustedes les ha tocado verme llorar por lo mismo – Todas la miran con ojos compasivos aunque más de una se pellizcó la pierna para no reírse. Carla inspira profundo. – Nunca he querido usar botox porque, pues, ya saben como quedó Lyn May… Entonces, fui con mi dermatóloga y me ofreció una solución: Una mascarilla de ondas pulsadas controladas. Se coloca alrededor de nariz y boca por quince minutos todos los días y después, se aplica un suero… – Hace una pausa para recordar el activo y lo menciona con dificultad – Ácido bila… bilactri… cílisco. Algo así, para sellar el tratamiento. – Nadie, ni ella, entendió el término, pero no volverían a preguntar
– Todo el tratamiento costaba CINCUENTA MIL PESOS, y pues, aunque mi papá se ofreció a pagarlo, of course, la neta se me hacía demasiado y mejor me puse a buscar en internet; todo para no hacer gastar tanto a mi daddy que quiero mucho – Las arpías de sus amigas sonrieron sin ocultarlo “Si claro Carlita, todas sabemos cómo les va últimamente” piensa más de una. Carla Corcuera lo nota pero las ignora y levanta un poco más la barbilla para reafirmar su superioridad. Agarra una papa completamente decidida.
– Porque puedo, ya saben que mi genética me lo permite – Sonríe burlonamente y las demás mueren de la envidia. Carla, con la boca llena, continúa. – Todas conocen los vibradores, ¿Verdad? – Fingen no saber nada – ¡Ay Renata! Tú por lo menos sí. No te hagas que por eso te castigaron y no fuiste a la fiesta de Pame – Renata se pone roja, ¡Rojísima!
– Pues RESULTA que los vibradores tienen la misma tecnología que ésta máscara que les cuento, y dije ¿Pues por qué no? – A nuestra querida Carlita se le iluminan los ojos con pestaña postiza y el cascabel de serpiente comienza a sonar – LUEGO, LUEGO le escribí A RENI, para que me recomendara un lugar nice para comprar uno. Me dió MUCHÍSIMAS opciones. ¡Gracias Reni! – Tres del grupo ya sabían, pues Reni les había contado que CARLA CORCUERA, 2 años soltera y sin prospecto, quería comprar un vibrador.
– Me decidí y fui a Venus, una sexshop que está en el centro – A más de una se le puso la piel de gallina al escuchar “SEX” “SHOP” – Todo súper bien, porque está cerrado y así. Neta tenían todos los tamaños y me probé varios, la señorita que atendía era súper amable – Carla se calla, ella solita se acababa de clavar el colmillo. Y Pame, la de mente más lenta le gira rapidísimo el hámster búlgaro, como nunca. – Oye Carli, y, ¿Cómo te los probaste? Para saber cómo hay que hacerle. –
– Eh… No, osea, los medí… con una regla, para asegurar que me cupieran en la boca. Compré de tres anchos para avanzar gradualmente. –
Andy Benavides está impactada por lo que escucha.
– Amiga, no manches, pero, ¿Cómo le hiciste para que tú mamá no te cachara? –
– Justo a eso voy amiga, no se desesperen plis que me ponen nerviosa. Ya saben que yo soy especialista en los detalles. – Andy Benavides gira los ojos para arriba. “O-dio-sa” piensa.
– Saliendo de Venus, corrí a la Farmacia Guadalajara, ¡Me compré un cepillo de dientes de los que vibran! y un lubricante; importantísimo que sea mineral-o-le-o-so. Es buenísimo para mantener la elastina que es la que nos da firmeza, luego les paso TODOS los artículos que LEÍ en internet. Científicamente comprobados. Compré algunas cosillas más para llenar el carrito y luego me recogió Jaime, el chofe de mi papi – Todas sabían que era el tío que vivía con ellos, el que ellas habían sospechado que le había pagado la operación de rostro paquete 5 max plus.
– Y ya amigas, ¡Súper fácil! Escondí el vibrador en una caja de zapatos. – Pame pensó “¿No eran tres?” pero no se atrevió a decirlo en voz alta, siempre estaba distraída, quizás escuchó mal – y diario, sin falta, me ponía lubricante al vibrador y a mi cara, ¡Ah! se me olvidó decirles que lo compré sabor grosella comestible. Me lo metía en la boca, 15 minutos; luego me enjuagaba la cara y hacía mi rutina normal de skincare. Si tocaba la puerta mi mom, le decía que me estaba lavando los dientes –
Andy Benavides voltea a ver a Renata y a Pame, tímida por la pregunta que va a realizar.
– Oye Carli, linda, y… ¿Por cuánto tiempo hiciste ésta rutina? –
Carla sonríe satisfactoriamente, ¡Éxito! Todas iban a replicar la rutina que les acababa de contar. ¿Cómo no? Si Andy siempre había sido la más linda del grupo y no podía dejar de serlo.
– Toma algo de tiempo amigas, eso sí. A mí, que tengo muy buena genética, estuve seis meses con ésta terapia – A Andy se le retorcían las tripas y se le desgastaban los dientes cada vez que Carla Corcuera mencionaba su genética, Carla disfrutaba ver cómo ardía por dentro – a tí Andy quizás unos nueve, a Reni unos 10 y Pame… es que tú si no te cuidas nada… Te daría un año y medio quizás. Pero sean pacientes amigas que SÍ se logran los resultados. –
Pamela Rivadeneira enseguida quiso defenderse – ¡Oye! ¡Pero a Raúl le hago sus blows 3 veces por semana! ¡Tenemos dos años juntos! Eso tiene que contar para algo… –
Carlita barrió y trapeó a su querida amiga.
– Es que son muy importantes los tamaños. Amiga. Tienes que encontrar uno que sea el adecuado para tu boca y pues Raúl no tiene fama de ser efectivo en ese aspecto. Aunque, digo, el amor yo creo te ayuda a satisfacerte ¿Verdad? Pero el tratamiento pues si requiere ciertos tamaños –
– Y semejante bocota que tienes – susurró Reni, mientras reía disimuladamente
– Bueno amigas, ya llegó Jaime por mí, nos vemos la próxima semana, ¿Verdad? ¡Las amo! –
– ¡Obvi! – Responden todas al mismo tiempo como si hubieran ensayado; se dan sus besitos cacheteros en las dos mejillas y Carla Corcuera se retira sonriente, caminando como el arco del triunfo (Literalmente) O ¿Los pies bizcos? ¿Las piernas peleadas? … Como ustedes quieran llamarlo, espero me diera a entender.
Andy Benavides, Pame y Reni comprarán al día siguiente todas las recomendaciones de su amiga sin buscar un sólo dato en internet, e iniciarán su tratamiento hasta que sus papás, siete meses después, las descubran y les metan un chongazo para ver si les activan las neuronas un poquito más.
Carla, dos meses después, será internada en el hospital para practicarle una “reconstrucción vaginal”. – Se cayó muy feo de las escaleras, ¡El tercer piso! y fue a dar justo de piernas abiertas en un mueble, ¡Es un milagro que esté viva! – repetirán sus papás y su tío, una y otra vez, incansablemente y sin cambiar una sola palabra, hasta que el nombre CORCUERA quede completamente limpio.