Meten a estudiantes a desarrollar misiones especiales para evitar pagarle a ingenieros Por Ricardo Yepez

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No habrá nuevos músicos a menos que les pagues por lo que ellos hacen.

Roger Waters.

 

La agencia espacial mexicana (AEM) ha tenido un protagonismo en los tabloides nacionales en los últimos meses … después de una docena de lustros del inicio de la carrera espacial. Hace un par de semanas se anunció con bomba y platillo que la agencia empezará a formar estudiantes de la Universidad Politécnica de Atlacomulco.

Sin duda, para la directora de Servicio Social Universitario debe ser todo un orgullo haber conseguido un servicio social útil o por lo menos rimbombante como éste; o para su coordinación de extensión conseguir cursos tales. Sin embargo, ¿es tan loable esta acción como para exhibirla e incluso mostrarla como noticia nacional?

Por supuesto que para los alumnos beneficiados será positivo iniciar un currículo único en este país, pero qué pasará cuando la agencia siga ocupando estudiantes en lugar de contratar a los nuevos y únicos ingenieros espaciales nacionales creados por la AEM.

 

Hay o no hay talento

Es posible que los ingenieros que ya trabajan para la agencia, o ingenieros que han tenido que crear su hoja de vida de manera creativa, ingeniosa y perseverante.

Es posible que el programa educativo sea innovador, pero ¿es esta acción de importancia nacional, o sólo de incumbencia para la institución beneficiada?

Incluso si los becarios no teminan haciendo la talacha que personal pagado debería hacer, el impacto de su participación no tiene mayor relevancia que la de contribuir al curriculum de su carrera y enaltecer el nombre de su Alma Mater.

Una operación federal digna de elogio o de un titular nacional, debería ser la recuperación de cerebros fugado del país para desarrollar su profesión en lugares como la NASA o JAXA (la agencia espacial japonesa) para integrar una agencia espacial de peso.

 

Prensa alcahueta

Dicha noticia ha sido cubierta por diferentes medios, quienes destacan diferentes puntos. Entre ellos los elogios que empresas privadas tiene para sus contratantes. En lugar de evidenciar esta práctica sospechosa han preferido la adulación al “prejidente” en turno y obviar las zonas oscuras y claroscuras como por qué se decidieron por tal empresa en lugar de otra y cómo se tomó dicha decisión.

El universal y Forbes se deslumbraron por la participación de los jóvenes en el programa. Milenio está apantallado por que la IP y el gobierno federal “trabajan juntos”, olvida incluso investigar las sumas de dinero de por medio; y no falta quien se haya dejado fascinar por las aplicaciones agrotecnológicas del proyecto.

 

El limbo laboral

Si bien el plan educativo es destacable, queda en el limbo por qué no hay ingenieros pagados por la agencia espacial para desarrollar los proyectos de uno de los organismos bandera de las últimas semanas de la administración federal.

¿Habrá trabajo para estos futuros ingenieros en México? O se deberán fugar a otros países para que la agencia ahorre unos pesitos en el equipo técnico.

¿No hay ingenieros espaciales que han quedado sin participar por “falta de presupuesto”?

¿Por qué los estudiantes se encargarán de interpretar los datos que quedarán a disposición de las empresas, en lugar de que sean las compañías quienes contraten personal calificado?

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