Mientras la danza permanezca, el hombre recordará quién es por David Mondragón

ClaudiaRuiz/ArchivofotoFIC2019

Desde los albores de la humanidad han existido las preguntas ¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿hacia dónde vamos?, y han existido porque a la fecha nadie ha logrado responderlas, porque a la fecha se sabe ya que no hay respuesta absoluta que encontrar. Sin embargo, no todo ha sido en vano. En la búsqueda se redescubrió mucho de nuestro pasado gracias a la herencia cultural dejada por los ancestros. Otra herencia, por el contrario, no hubo necesidad de buscarla porque siempre ha estado ahí, frente a nuestros ojos: la tradición que nunca muere y que fue transmitida en cada generación hasta llegar al mundo actual del cual formamos parte.

La compañía Dancers of Damelahamid, en el 47 Festival Internacional Cervantino, presenta Mînowin, coreografía que expone la identidad indígena de la costa noroeste de la Columbia Británica, donde los bailarines, a través de la danza, el ritual y una excelente escenografía multimedia, describen cómo sus antepasados miraban y entendían su mundo, retomando tópicos como el origen, la vida, la muerte y la reencarnación en el devenir del tiempo.

Como en todo génesis, el espectáculo inicia en total obscuridad, para dar paso a un pequeño haz de luz en tonos rojizos y azules que dibuja el orbe circular en el centro de la escenografía, al tiempo que tenues notas de sonajero, tambor y flauta introducen a los bailarines, quienes, con mascarás de águila, orca, lobo y cuervo, danzan en redor del cosmos representado ante sus pies. Acto seguido, se presenta un cuadro marino con fondo sonoro de olas, donde los bailarines llevan aletas neón mientras una ballenita luminosa recorre el espacio como si nadara en la inmensidad del océano. Los cambios de escena son alucinantes debido a la ágil transición de imágenes que la proyección permite a lo largo de las siete mamparas repartidas en el escenario, mismas que abstrae al espectador en un largo viaje a través de interminables llanuras con caballos cabalgantes, nevadas montañas, fuego ardiendo, lobos en modo de caza… todo ello en perfecta coordinación con la música tradicional indígena de la Columbia, la apertura a la narración y, obviamente, la gran actuación de la compañía de danza.

La obra finaliza con una coreografía ambientada en la época contemporánea para reiterar esa antigua y permanente travesía humana por el planeta y hacer saber a las generaciones crecientes las viejas y las nuevas historias, porque no hay diferencia entre ellas; para que no olviden de dónde vienen, quiénes son, y que, si así fuese, es suficiente bailar y la respuesta llegará a manera de impronta.

Dancers of Damelahamid 
Mînowin 
14 y 15 de octubre de 2019
Teatro Principal

Fotografía: cortesía FIC

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