Entre varias características que vinculan animales e insectos, la muda es quizá uno de los fenómenos más fascinantes. Lograr soltarse desde su interior mismo y abrirse paso hasta dejar atrás no solo piel, pelo o coraza, también enfermedades y cicatrices, los convierte también en uno de los fenómenos más envidiables. Hoy en día existen infinidad de maneras muy peculiar de mudar piel, pelo o coraza que eventualmente llega a incomodar; mudamos los momentos difíciles acampando en el sillón viendo películas, series, jugando videojuegos; atrincherándonos en la cocina horneando postres; rebajándolos con alcohol u otras drogas o por el contrario sudándolos al subir cerros, practicando algún deporte o en el gimnasio.
Nada se desaprovecha en la naturaleza. Así como hay casos en los que la piel, el pelo, la coraza, se desechan para que otros seres vivos lo aprovechen, algunos animales e insectos usan esa piel, pelo, coraza para sí mismos, para alimentarse después del esfuerzo, defenderse de los depredadores en su momento más vulnerable. Sin embargo, ningún otro animal o insecto a diferencia del humano, hace una excepción a la regla al tomar esa muda y preguntarse sobre sí mismo, testificar quien fue para la posteridad o por lo menos conseguir que alguien más no sienta que ha sido el único en atravesar tal situación.
La poesía ha sido ese desprendimiento de la piel, el pelo, la coraza, convirtiéndola en algo más. Aunque dependiendo siempre de qué parte sacrifique y lo que necesite en el momento, generalmente terminan siendo para letreros de reclamo; sin embargo, en otras ocasiones puede ser un arma funcional, un refugio, una señal en el camino, como ocurre en el caso de Victoria Kosom (CDMX, 1997) y su libro Prescindir de la felicidad (2023), #8 de la colección ¿Cómo funciona internet?, de Papas Fritas Editoræs.
Despedida
soy escalofríos
sostenidos en piecitos sucios
de aventuras
traqueteos
y pedazos
pero soy
un día más
conmigo (Kosom, 2023, 16)
Hoy es patente el hecho de que la salud no se reduce exclusivamente al cuerpo, también a la mente y el espíritu, objetivos compartidos por la psicología y la psiquiatría, los cuales, en su afán de sanear y sanar, provocan una serie de desajustes que pueden ser de riesgo en caso de no ser atendidos diligentemente. Es entonces donde las mudas de piel, pelo, coraza llegan al rescate, justo para dejar patente de que algo está cambiando, aunque no precisamente sin dolor de por medio.
Distancia analítica (entre comillas)
“Eres muy lúcida”
Pero no.
No lo estoy.
El hecho de no perder
la cabeza cuando estoy
perdiendo la cabeza
no me hace para nada
“lúcida”.
Me hace sufrir: (Ibid., p. 23)
Motivo por el cual, entre las estrategias terapéuticas se recurre a la escritura, a modo de diario, de listado o incluso ensayo sobre la forma en que el paciente se percibe en ese momento, entre metáforas y referencias a otros medios (incluyendo series y caricaturas, como por ejemplo Steven Universe), a fin de que tanto la parte terapéutica pueda interpretar su estado actual, como también el paciente pueda soltar algo del peso, aflojar la cuerda: “hoy duele todo y sólo sé / que ha cosas, amor, tan sagradas / que sólo me atrevo a cantarlas” (Ibid., p. 27).
Por otro lado, escribir sirve también para verse un momento en el espejo, dar cuenta de lo que ha ocurrido hasta el momento, notar que a pesar de la falta de fragmentos de piel, pelo, coraza, no es del todo una yaga; más bien, que detrás de esa muda viene de nueva cuenta la siguiente capa.
Peter Pan diría
He sufrido tantas cosas
que separarme
de todo esto
y guardarte en mis planes
no es más
que la próxima gran aventura (Ibid., p. 41)
¿Tanto cuesta hacer de una escritura un escape del círculo, o en su defecto espiral, donde se mantiene arraigada la mente y el espíritu? Sí, bastante, de hecho. Esto quizás sea debido a que si bien el motivo es un tanto universal, cada salida es independiente, por lo que de buenas a primeras sea menos interesante, al menos superficialmente; no hay que dejar de lado el hecho de que si bien el dolor es materia que vincula, que permite cierta compasión, también tiende a ser un consuelo morboso: proyectar el dolor en una voz ajena, una suerte de teatro de sombras en la caverna del espíritu.
Sakana
Soñé que nadaba
como un pez
que siempre estuvo en pecera
y aunque seguía siendo una alberca
me sentí ligerx
el agua transparente
la imposibilidad de respirar
fuera del agua
libre de todo (Ibid., p. 87)
Es momento de poner a prueba que la poesía solo debe hablar del dolor, del mismo modo en que, como acusa el título, también puede “prescindir de la felicidad” sin perder los atributos fundamentales de la poesía; más allá de la técnica, el ritmo, las imágenes, me refiero a la verdad propia del autor, su identidad y percepción en y del mundo.
[…]
Estoy esperando
a que dejes de esperarme
como me conoces
[…]
Estoy esperando a que me ames
a través de los años
de los looks
de los encasillamientos genéricos
[…]
Esto esperando a que me ayudes
como cuando no puedo más
y me quitas las botas estando
ya en cama (Ibid., págs. 94-96)
Fuentes:
Kosom, Victoria (2023) Prescindir de la felicidad. #8 de la colección ¿Cómo funciona internet? México: Papas Fritas Editoræs.
Francisco Casado (CDMX, 1990). Aquitecto y escritor. Mención Honorífica del Premio Bruno Corona Petit (2020-2022) y Premio Don’t Read 2021. Publicó Para mirar los pasos (2021), Escrúpulos Editorial; Flush (2023), Taller de imprenta Canciones Tristes . Books & Printing; Mira mamá sin WordArt (2023), Ediciones Awita de Chale.
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