Narraciones de la experiencia de tiempo en el envejecimiento. La alta montaña Mesa Cuata, Guanajuato es una investigación académica desarrollada por Miriam Villalpando (Guanajuato, Gto; 1990) como proyecto de titulación de la licenciatura en Antropología Social por la Universidad de Guanajuato, la cual fue reconocida como tesis laureada.
La investigadora nos cuenta que su interés por el tema del tiempo, antes de ser académico, es una preocupación existencial y poética. Desde niña se sintió impresionada por la naturaleza del tiempo, mirando fotografías con asombro. De igual modo, la convivencia con su bisabuela y su abuela, que solía contarle narraciones de los antepasados, la iniciaría en la reflexión en torno a la instantaneidad, la caducidad y la memoria, que se volvió parte de su vida desde temprana edad. Ya adulta, esta preocupación adquiere una faceta de actividad profesional interdisciplinaria. Ella sabe que la preocupación por el tiempo es una de las máscaras de la angustia vital por la muerte, tema capital de la filosofía; por lo que la investigación de tesis a la que nos referimos partió de una búsqueda conceptual desde ésta y se concretó en un trabajo de carácter etnográfico.
Miriam entiende que la antropología necesita de la interdisciplinariedad para la discusión y comprensión de ciertos temas complejos como “la afección del paso del tiempo en las personas”. Por ello desde el concepto de la durée, que ha dado paso al concepto de ritmo en los estudios antropológicos, ha realizado un marco teórico que no fue fácil llevar a cabo. Ella recuerda que sus profesores le señalaban que tiempo no representaba un problema pertinente para la antropología. Pero ella, siguiendo una fuerte intuición personal (la de poder relacionar una teoría del tiempo con la observación etnográfica), logró encontrar la relación entre la filosofía del tiempo y la antropología confirmada en el trabajo de otros investigadores, relación que al parecer no ha recibido la suficiente atención académica y que Miriam decidió explorar.
Tras el abordaje de la definición del tiempo y cultura desde la perspectiva de la historia de las ideas, relaciona estos con el interés de la antropología para pasar a abordar el estudio del envejecimiento en México y en Guanajuato. Los temas de la narración, la memoria y la vida cotidiana en este periodo de vida (adultos mayores, entre 70 y 84 años, de ambos sexos) son tratados desde la perspectiva de la acción ritual como organizador del tiempo en su relación estrecha con la vida. Mediante la narración biográfica, nos dice la investigadora, pueden analizarse en estas manipulaciones del tiempo los significados de estos acontecimientos y sus secuencias (calendarización, firmas de tiempo, repeticiones). Ha estudiado a una población de adultos mayores por la obvia razón de que estos llevan atesorado en ellos mismos el tiempo, que les ha dejado marcas en lo físico y en la conciencia.
La población estudiada se encuentra en una alta montaña que es de interés porque se encuentra alejada de los ritmos modernos y en ella el tiempo tiene una concepción diferente a la de las zonas urbanas: se trata de un tiempo cíclico, asociado a los ritmos de la naturaleza y los fenómenos estacionales del año, que dan orden a una vida de sustento campesino. Con este abordaje y metodología pudo comprobar que el tiempo, antes que una categoría física, es también un fenómeno de la conciencia que crea afecciones en la experiencia vital. Mesa Cuata es una localidad rural en el municipio de Guanajuato capital, ubicada en un área montañosa a 2,520 metros sobre el nivel del mar, que durante el tiempo de la investigación contaba con una población total de 314 personas, con un grado de marginación medio.
La investigación concluye que: “Nuestros alcances hasta ahora mostrados por distintas vías permiten apuntalar nuestro interés en una vista del tiempo como envejecimiento y el envejecimiento como tiempo, del que postulamos una interrelación una interrelación conceptual a partir de -tiempo experimentado- como práctica, en un -tiempo que se narra- y se lleva del ámbito de lenguaje conformado en la memoria, al del lenguaje expreso o vuelto práctica en el hacer cotidiano, y que en el envejecimiento va a mostrarse en cualidades muy distintas en cada sujeto, pero que también constituye una cierta homogenización que se distingue a través de un desorden temporal o extensión de intemporalidad. Esto como resultado de la adecuación (continuo-discontinuo), hablando así de sujetos envejecidos como sujetos temporales, contenidos de y en el tiempo.”
Además de la satisfacción académica, Miriam guarda el recuerdo de la convivencia y relación con adultos mayores (tesoros de historias orales y memoria) como una experiencia entrañable. Ellos no sólo la recibieron bien en su comunidad, donde vivió durante un año (para poder observar todo un ciclo en ella), sino que fueron amables y colaborativos, convirtiéndose ella en una presencia querida que comía en la misma casa que sus informantes y compartía con ellos lazos de amistad y solidaridad. Si bien, para ellos la investigación no dejaba de ser algo inquietante al mismo tiempo que interesante. La investigadora pudo aprovechar su estancia en la comunidad para realizar un proyecto socioeducativo de fomento de lazos intergeneracionales entre abuelos y nietos, y gestionar apoyos en especie para ellos, como ayuda dental, su inclusión en algunos programas y despensas. Sin embargo, las cosas no fueron siempre tan fáciles en el trabajo de campo, pues encontró hostilidad de los niños que la cuestionaban acerca de por qué investigaba a sus abuelos y robaron su diario de campo; por otra parte, los varones tenían cierta resistencia a hablar sobre sí mismos y de su pasado; y condiciones insalubres le hicieron pescar una infección en un ojo a la investigadora. Sin embargo, ella sabe bien que estos son solamente gajes del oficio del trabajo del antropólogo.
Miriam recuerda este periodo con alegría y nostalgia. Tras el éxito de esta investigación, Miriam ha ampliado su abordaje intelectual sobre el tiempo y ha sumado las perspectivas literarias y estéticas aunadas a las ya trabajadas. Le interesa la documentación de la experiencia del tiempo a través de la imagen, así como su constitución en el arte, por lo que, además, actualmente, practica la fotografía. Otros de sus intereses y proyectos se centran en hacer música, poesía, aforismos y ensayo creativo. Actualmente Miriam se prepara para otro reto intelectual en relación con el tiempo en la ciudad, nuevamente de la mano de la interdisciplina.
Imagen por: Miriam Villalpando