¿Por qué nos importa un adiós? por Coralia Mares

Esta semana cumplí un año más de vida y se nota, no porque tenga arrugas o allá aumentado una talla si no porque soy mucho más nostálgica, si bien aun me falta mucho por recorrer puedo decir que lo que llevo no va tan mal como lo expresan los tweets de poeta amargado. El tiempo no pasa en vano, los recuerdos siempre van a estar revoloteando en nuestras cabezas y es tan emocionante como tenemos la libertad de desechar o guardar, quiero dedicarle este texto a un icono de mi preparatoria “La Ranfla”, con el que nos identificamos y sin que presenten cargos en mi contra, tuve el privilegio de marcarla.

 

Varias generaciones y transformaciones de color, símbolo de unión, rebeldía y para otros solo una hora menos en el salón, colillas de cigarro, trabajaos olvidados, uno que otro trago, me gusto vivirlo pero me gusta más contarlo, desde la primera vez que me senté y mis pantalones manche hasta el día en que lleve flores para que formaras parte de nuestras tradiciones.

 

Nos dicen que las cosas van y vienen, no tenemos porque preocuparnos por lo que se fue, pero al irse el vacío grita desesperado con un hormigueo de pies a cabeza acompañado de un flashback entre risas y amigos, recordando que todo forma un pedacito de tu cuerpo, la música a nuestros oídos, pies al viento, el papel y lápiz adheridos a los dedos conectando hasta el corazón, pinturas llenas de luz a nuestros ojos como fotografías que van directas a la memoria.

 

¿Por qué nos importa un adiós? Significa que no hay retorno, perdimos completamente la esencia hasta el punto en el que desaparecemos y no nos queda ni el último beso, ese que te daba razones para vivir.

 

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