Notice: Function _load_textdomain_just_in_time was called incorrectly. Translation loading for the wordpress-seo domain was triggered too early. This is usually an indicator for some code in the plugin or theme running too early. Translations should be loaded at the init action or later. Please see Debugging in WordPress for more information. (This message was added in version 6.7.0.) in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-includes/functions.php on line 6114

Deprecated: Creation of dynamic property Fox_Framework_Term_Metabox::$tax is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/admin/framework/tax-metabox.php on line 51

Deprecated: Creation of dynamic property Fox_Import::$demos is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/admin/import.php on line 122

Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/styling.php on line 583

Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/styling.php on line 583

Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/styling.php on line 583

Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/styling.php on line 673

Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/styling.php on line 673

Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/styling.php on line 673

Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u957982823/domains/golfa.mx/public_html/wp-content/themes/fox/inc/styling.php on line 673
Oculi: tres | G_lfa

Oculi: tres Por Galatea Priss De Lioncourt

De nuevo, no sé por dónde empezar. Es de noche, si quieres saberlo; estoy seguro de que en la casa de mi madre es de tarde. La diferencia horaria siempre ha hecho estragos en mí, pero me mantiene cuerdo. Pienso en qué estará haciendo: ¿ya habrá comido? No, debe estar cocinando, seguramente, para ella y para mi hermana. Tal vez no haya llegado del trabajo, pero si bien recuerdo es viernes y los viernes sale temprano del trabajo.

Me encuentro sentado en una fuente en la Plaza del Sol, observando una vieja estatua de un oso parado al lado de un árbol. Escuché el otro día a una señora decir que era el símbolo de la ciudad, pero como no soy de aquí, no lo sé con certeza. Miro a un lado y veo cómo se reúne la gente para los espectáculos nocturnos. Eso es ilegal aquí, se supone, pero a ellos no les importa: quieren vivir la vida rápida y fácil, si no es al menos sólo rápido. ¿Yo? Me preocupo por sobrevivir, solamente. Sé que no estoy en aprietos y que no tengo por qué temer, pero de una extraña manera me ha llegado la idea del “qué tal si…”, y eso me da más miedo que otra cosa.

Hoy salí de la casa lo más temprano posible, claro, dada mi condición. No estoy enfermo ni nada, pero es como si lo estuviera; necesito un cierto tipo de trato especial en la alimentación y cuidados, al menos hasta poder con ello yo solo. No puedo esperar a salir de la casa, a dejar de lado a todos y todo lo que hay aquí y huir. No quiero estar solo.

Me pongo a pensar en eso mientras observo cómo se llevan a uno de los chicos que hacen breakdance, como si fueran delincuentes. Su error fue que se hizo unos pasos más hacia adelante, como si quisiera resaltar de entre sus compañeros, y los polis lo vieron. De haberse quedado más atrás, custodiado por sus amigos, el espectáculo habría iniciado y no les hubieran dicho nada. Pero vale, les ha pasado. Ya no pueden hacer su número hoy.

Busco desesperadamente entre mis bolsillos una cajetilla de cigarros, como si con eso se me fuera a quitar la desesperación que me rodea. No tengo hambre, pero dudo que el tabaco me vaya a quitar las ansias que me dan cada que pienso en comida. ¿Es normal, acaso? Es un martirio. No es válido que diga que soy castigado por algo, pero tampoco me parece justo decir que me pasa de la nada; estoy seguro, ahora más que nunca, que la curiosidad mató al gato.

 

-Miau.

 

Sin darme cuenta, se ha levantado de mi lado un señor de cuerpo robusto, con barba y bigote oscuros; es turista, como yo lo he sido, y se le nota hasta el el olor. Los españoles huelen diferente. Los europeos en general, aunque él huele a nuevo mundo, a América, a desodorante de esos que anuncian en la televisión. Huele a eso y a comida frita. Huele a sudor y a plástico, probablemente de alguna bolsa que contenga souvenirs. Ha dado unos pasos hacia la estatua del oso y le ha tomado una foto con su celular; me molesta de sobremanera que les sea normal ponerse un letrero en la frente que diga “soy turista, asáltame”; creo que es gente que no sabe sobrevivir. Uno va a un lugar y hace lo posible por cuidarse, pero hay personas que por más que lo hagan se evidencian.

Tal vez eso me haya pasado a mí, aunque lo pienso y mi físico no permite que me tomen por un extranjero, pero mi acento me delata. O delataba. No lo sé de cierto ahora. Creo que he hablado demasiado con los chicos de la casa y con Daniel, sobre todo, por lo cual sé que es posible que ya haya agarrado el acento, esa “s” arrastrada, ofuscada, rara. No sólo la “s”, sino el tono, singular, cantado, único.

Se ha sentado a mi lado una joven, en el momento justo de verme sacar del bolsillo la cajetilla de cigarrillos que llevo por costumbre y ansiedad; viste unos pantalones de mezclilla, tenis grises y su blusa es igual gris, pero un poco holgada, con mangas largas y cuello en v. Su cabello es castaño claro, un poco rizado, y lo lleva suelto, por lo que veo que está un poco más abajo del hombro; no lleva maquillaje, o al menos no que yo note porque uno ya no sabe qué cosas nuevas inventan para eso. Me ha volteado a ver y se ha sonreído, reafirmándome la idea de que no estoy de mal ver, aunque después de lo que ha pasado tenía la duda, claramente. Pero parece que le agrado.

-¿Tienes uno extra?- me ha preguntado, claramente queriendo hacer charla; he asentido con la cabeza y moví la cajetilla hacia donde estaba ella, dejando que tomara uno.

Nos quedamos viendo durante un minuto, más o menos, mientras los cigarrillos de ambos colgaban de nuestros labios, como un espejo; rueda sus ojos, como si esperara algo. Se ríe después y toma el cigarrillo con su mano diestra, poniéndose de pie y caminando un poco; no sé qué espera, o no lo he adivinado. El lenguaje femenino me tiene en desconcierto siempre, debo admitirlo. Tal vez sencillamente no lo entiendo. La veo caminar hacia donde está un chico con patines, quien se sonríe pícaramente al verla, como si de una presa se tratara; creo que de hecho ella se ha puesto en esa posición. El joven niega con la cabeza y ella se aleja, volviendo la mirada hacia mí, ante lo cual quiero darle una calada al cigarrillo notando que está apagado. Me he dado cuenta, creo, de lo que quiere. Saco el encendedor del bolsillo y prendo mi cigarrillo; es como un truco de magia puesto que atrae a la joven de nuevo hacia mí.

 

-¿Me regalas fuego?- su voz resuena en mi cabeza, como activando un dispositivo que hace que inmediatamente dirija el encendedor hacia ella. Lo toma entre sus manos, enciende el cigarrillo y me sonríe, devolviéndome el encendedor.

 

No sé qué ha pasado. En otro momento creo que habría hecho eso más rápidamente, pero ahora admito que me he tardado en procesar la situación y que, tal vez, si no me hubiera enfrascado en otro tipo de pensamientos, todo habría salido diferente.

 

-¿Eres madrileño?- me pregunta, ladeando la cabeza hacia la derecha.

-No, soy americano- comento, dando una calada al cigarrillo -¿Y tú?

-Nací aquí, pero no me crié aquí- ríe un poco, como si fuera un mal chiste –No tienes acento americano- comenta y fuma.

-No, llevo poco más de un mes viviendo aquí. Creo que ya me he acostumbrado- la miro fijamente.

-Bueno, si me pierdo te preguntaré dudas que tenga. Ciertamente tienes más tiempo que yo aquí- sonríe y saca su celular -¿Me dices tu número, chico misterioso?

-Uh… claro- tengo suerte de que Daniel no me haya quitado el teléfono móvil y de que me hayan hecho memorizarlo antes de llegar aquí.

-¿Nombre?- pregunta, sonriendo.

-Ethan.

-Un gusto conocerte, Ethan- me extiende la mano, la cual tomo con curiosidad –Yo soy Julia.

-Igual, un gusto –suelto su mano, poniéndola de nuevo sobre mi rodilla.

-Debo irme, pero luego te llamo, ¿vale?

-… Vale.

 

No puedo contestar a tiempo y pienso que he parecido un retrasado frente a la chica. Daniel se habría reído de mí en seguida. Me atrae la duda de por qué el comportamiento de Julia, tan natural y despreocupado, hacia mí, como si no me tuviera miedo. ¿Acaso ahora no enseñan a no confiar en los desconocidos? Me pongo de pie mientras la observo caminar hacia el cajero automático; saca algo de dinero, lo guarda en su bolsa y camina hacia la parada del autobús en la Calle de Carretas, observando su celular con una amplia sonrisa. Sonríe mucho. De pronto me descubro sonriendo mientras la observo, pero luego se me borra dicha sonrisa cuando un joven alto y robusto se acerca a ella, le besa la mejilla y ambos toman el autobús.

Sé que acabo de conocerla, pero me entra la duda de por qué su comportamiento conmigo de esa manera, ¿por qué la insistencia? No lo entiendo. Y, ¿quién es él? ¿Serán amigos? Hace mucho tiempo que no he estado con una chica, que ahora me encuentro ilusionado con alguien a quien acabo de conocer. Ciertamente no era por su manera de vestir, ni por su tono de voz, sino que había algo en ella que me sacó del trance en el que estaba.

Historia Anterior

Tengo que inventar que alguna vez Por Iván Mata

Siguiente Historia

Reflejo por Mario Acosta