Opulencia No! por Míkel F. Deltoya

I

 

La mente, ah, la mente me falla. He estado un gran rato intentando recordar dónde escuché aquella frase, supongo que fue en alguna película o en algún libro. No puedo recordar dónde. La frase iba más o menos así: “No importa cómo esté la situación, la gente seguirá yendo a cortarse el pelo, a arreglarse el cabello, a ponerse uñas…”. En otra fuente llegué a leer que igual, sin importar la situación económica, la gente seguía tomando alcohol, saliendo a recrearse o buscando sexo.

 

II

Hay cientos de personas que cruzan cada determinado tiempo al Paso TX -y no dudo que a otras ciudades de la unión americana- para vender plasma. Hace dos años pagaban 50 dólares la unidad por estar dos horas sentado en ayunas. Y día a día, pequeños puestitos callejeros tienen ingresos -formalmente incuantificables- a partir de vender chicles, golosinas y cigarros sueltos. Una cajetilla de Marlboro de 20 cigarros te cuesta 50 pesos. Si vendes suelto cada cigarro en 5 pesos (precio promedio del mercado callejero) ganas 100 pesos, tu inversión se recupera y puedes comprar otra cajetilla.

 

III

Usamos máscaras para aparentar que las cosas están bien; no podemos mostrarnos débiles o desamparados, el orgullo debe salir a flote. Antes pasar hambres que aceptar dinero de los demás. ¿Qué cosas impulsan a alguien a robar? ¿a empeñar sus artículos de valor? ¿a rematar sus pertenencias? Yo me deshecho de libros preciados, pero nunca he vendido aquellos realmente importantes… jamás podría… ¿o sí?

IV

Mi abuela hacía magia a la hora de la comida cuando éramos más pequeños. Ahora que lo reflexiono, en aquellos años no teníamos mucho, no nadábamos en riquezas y éramos muchos nietos, pero mi abuela hacía magia, lograba hacer que rindiera el alimento y el niño que fui yo en aquel entonces no se dio cuenta de esa situación. Ahora que lo recuerdo, salen lágrimas de mis ojos.

 

V

Cómo olvidar los tiempos de estudihambre, foráneo en la jungla de concreto regiomontana; mis cómplices: pastas y latas de atún, cigarros de los más bara (Delicados antes de la venida de los Chesterfield y los Pall-Mall), aguas de sabor y botanitas de las rebajadas. Sin mencionar las íntimas papitas con chorizo, el huevito con tortilla y el café de sobre.

 

VI

Los 4 días previos a la quincena son los más complicados. El refrigerador está vacío, no hay nada comestible en la alacena. La cartera está liviana. Cuentas las horas, los días; te tiemblan los pies, te cosquillea la frente. Chale, ese dinero probablemente ya está gastado.

 

VII

Hay banda novedosa que hace experimentos sociales tratando de vivir con el salario mínimo un mes. Para algunos es divertido, representa un reto, para otros es imposible. El resultado, sin importar los medios, es el mismo: siempre habrá alguien en peor situación que tú.

 

VIII

Ese recipiente lleva mucho tiempo en el refrigerador. Hay una plasta dentro. Tienes mucha hambre. ¿Le entras? Sí aguanta. Sí la libras.

 

IX

Si te invitan a un lugar, es preferible decir que no puedes a decir que no tienes con qué.

 

X

Aún no me llega la lana, y ya estás pensando en qué vas a gastarla.

 

XI

YA MERO DEPOSITAN, YA MERO DEPOSITAN.

 

XII

Y luego es puente.

 

XIII

(                      )

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