“Un perro es la única cosa en la tierra que te amará más
de lo que tú te amas a ti mismo” -Josh Billings
No recuerdo muy bien cuando empecé a tener consciencia de mí misma, pero cuando la tuve me percaté que el dios perruno me hizo a imagen y semejanza de la Luna. Mi pelaje era color plata, era pequeña, misteriosa, brillante y bigotona. Todo parecía indicar que era una linda Schnauzer. Estaba muy lastimada. Al parecer un idiota en moto casi me mata, porque estaba bien mensa, no sabía cruzar bien las calles, además de distraída también estaba desnutrida. Nunca conocí a mi madre ni a mis hermanas las otras perras. Sólo recuerdo que después del incidente de la moto, un hombre muy bueno me cargó con sus manotas , digo manotas porque eran muy grandes, varoniles y olian raro, como a pescado. Me llevó volando por un largo canal, que disque interceptor (sinceramente nunca supe con qué se interceptaba o a quién interceptaba) en el que mucha gente caminaba para hacer ejercicio. Era un camino muy lindo, agradable, color verde y con muchas curvas por donde transitaban otros perros que al verme me gruñían y me ladraban como si quisieran suprimirme de la faz de la tierra. Me ladraban perrotes y perritos, algunos chiquitos y otrs grandotes, unos muy curiosos y otros peligrosos, pero por increíble que parezca no tenía miedo, me sentía segura con del “manotas”, porque a pesar de sus toscas y grandes manos me hacía sentir como el Terrier del Principe de Gales, en la pintura realizada por John St. Helier Lander.
Al finalizar el Canal Interceptor, cruzamos la calle y entramos a una casa con el mismo raro olor de sus manos pero más intensificado, era como un olor a azafrán combinado con arroz, o pescado…¡ jaja pues claro, pero qué tonta soy, pero si huele a paella!.
Mi salvador y rescatista, era el dueño de La Casa de la Paella, (ahora entiendo por qué el olor de sus manos). Cuando llegamos, su familia corrió a verme, y a inundarme de apapachos, y de halagos con vocesitas increíblemente agudas. ¡Por el amor de “Xólotl” (el dios perro), no soy un bebé, no me hablen así, se ven ridículas! En fin, todo indicaba que ya tenía un nuevo hogar.
Las primeras semanas todo fue muy bien, me trataban como reina, me daban mucha comida (muy rica por cierto) comía paella, salchicha, y todo lo que les sobraba del menú. Jugaban conmigo, me tenían mi casita, y muchos juguetes. Yo era muy juguetona y las niñas de la casa también. Era como si estuviese viviendo en el retrato de “Las meninas” de Velazquez.
que coincidentemente esa familia también estaba conformada casi por puras mujeres: la señora esposa del manotas, el manotas, la hija mayor, después otra hija más chica (y no tan agraciada como la primera), y por último una pequeñita como de ocho años que me quería mucho, y me asfixiaba de abrazos. De hecho ella me bautizó como “Lola”.
Lola por aquí, Lola por allá, Lola , Lola, Lola Lolita, Lola Lola, Lolitaaa. Me grabe mi nombre muy rápido. Era la perra más feliz del mundo. Me la pasaba en el recibidor de la casa, como edecan y los clientes también me acariciaban. Era una casa grande de dos pisos. La familia vivía arriba, y el negocio prosperaba abajo. Con el paso del tiempo (y el éxito rotundo de la casa de la paella), cada vez estaban más ocupados en el negocio. Se la pasaban limpiando y cocinando todo el día, empezaban a comprar anaqueles, muebles nuevos para ampliar el espacio de atención a los pedidos de paella, y ya casi no tenían tiempo para mí. Pasé de ser la estrella a ser la escondida del manotas y su familia. En efecto, ahora me escondían de los clientes, y eso me ponía muy triste. Ya no me daban de comer, ni de beber, me tenían amarrada en la parte de arriba de la casa. Me sentía muy sola, encerrada en una habitación fría con paredes grises, como mis pelos color gris depresión. ¿En qué momento pasé de ser la novedad a ser la olvidada?, ¿Por qué ya no jugaban conmigo, ni me hacían cariñitos?… empecé a extrañar esas vocecillas ridículamente agudas cuando me trataban como bebé, y me ponían atención. Pero ahora solo era un buen recuerdo, las cosas habían cambiado. Me puse a pensar en todas esas familias en el mundo que adoptan o compran perros a lo tonto, sólo por el impulso del momento, pero no miden las responsabilidades que eso conlleva. Atención, cuidado, cariño. ¡Los perros no somos un juguete!, ¡Somos seres vivos!, que al igual que tú, pensamos, comemos, cagamos pero sobretodo sentimos. ¡pues, también tenemos nuestro corazoncito! ¿Qué creen que sentí al ver que ya ni la niña que me había bautizado, me hacía caso?, La respuesta era obvia, me adoptaron por impulso, (o compasión) y ahora se estaban olvidando de mí…… [continuará]
REFERENCIAS:
(Imagen 1- principal)
(Imagen 2) “Retrato del SAR el príncipe de Gales” John St. Helier Lander , 1925.
Tomada de https://ggili.com.mx/perros-en-el-arte-libro.html
(Imagen 3) “Las meninas” (detalle) Diego Velazquez, 1656.
Tomada de http://clinicaveterinariacanopus.com/perros-en-cuadros-famosos/
(Imagen 4) Tomada de http://tumamifero.com/c-perros/schnauzer/