¿Por qué ganó Trump? (A pesar de que lo detestas) Por: Christian Muñoz

Hace 8 años escribí que Trump podría ser una mala persona, un ególatra y manipulador… pero es el candidato perfecto. Lo es porque, a pesar de ser volátil, es directo y eficiente, y su controversial personalidad es su más grande fortaleza, ya que difícilmente permitiría que alguien lo controle. Lo que ves es lo que es: no hay sorpresas ni dobles agendas.

Nada de esto hubiera pasado si X (antes Twitter) no hubiera sido adquirida por Elon Musk. Si no tienen cuenta en esa red social y siguen pensando que Trump no debía ganar, tal vez deban buscar una fuente de información con menos censura, y es precisamente gracias a la censura que los más importantes comediantes y podcasters vieron una oportunidad de apoyar al candidato republicano y sacudirse la amenaza de ser cancelados si no están de acuerdo con la ideología woke.

Espero que, en algún punto, la gente comprenda la trascendencia de Elon en lo que es la más sorprendente narrativa de «regreso triunfal» en la historia moderna. Trump es audaz, toma riesgos y romantiza la posibilidad de ser el héroe de la historia; técnicamente, es el reflejo de lo que la sociedad norteamericana aspira a ser.

Trump es una persona con una moral sumamente cuestionable, no es la persona más honesta del mundo, pero ciertamente es igual de honesto que el político promedio, incluida su rival, quien decía ser de la India y de la noche a la mañana resultó ser negra, la misma que, en un debate, dijo que no había tropas en el extranjero al mismo tiempo que cientos de soldados le respondían con sarcasmo desde los países en los que estaban desplegados. Incluso, Kamala elaboró spots dependiendo el lugar en el que eran transmitidos: decía ser pro-palestina en Michigan, que cuenta con una gran población de migrantes árabes, pero decía ser pro-Israel en Pennsylvania, un estado con una gran población judía.

La elección también demostró que la gente no está de acuerdo con ver hombres en los baños de mujeres, así como tampoco está de acuerdo con darle hormonas a niños de 8 años que «creen» que nacieron en el cuerpo equivocado. La inmensa mayoría de las personas están en contra de esta locura, pero son discretos al reflejar su opinión y decidieron esperar hasta el día de la elección para poder manifestarlo.

La función de Trump es gobernar para los norteamericanos. El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica no tiene ninguna responsabilidad de crear políticas públicas que beneficien a los ciudadanos de otros países, en especial cuando, en fechas recientes, se han registrado una cantidad sin precedentes de crímenes cometidos por migrantes ilegales provenientes principalmente de Latinoamérica.

Los números no mienten, los demócratas también detestan a los ilegales: Obama deportó a 1,18 millones de personas durante sus primeros tres años en el cargo, mientras que Trump, durante sus primeros 3 años, solo había deportado a menos de 800,000. Lo más interesante y paradójico es el apoyo de la comunidad latina hacia Trump: el 54% de los hombres latinos votaron por él.

El sueño americano no es lo que solía ser, y los inmigrantes que llegaron a EE. UU. hace 20 o 30 años saben que el país está peor bajo el mandato del partido demócrata, el cual ha gobernado 12 de los últimos 16 años.

El partido demócrata resultó ser una fachada: las empresas y los grupos de poder gobiernan actualmente Estados Unidos. Nadie cree que Joe Biden toma decisiones, incluso había quienes decían que él era una persona capaz y en forma para contender una vez más por la presidencia, pero, una vez que su incapacidad quedó expuesta en su debate contra Trump, los demócratas ni siquiera se molestaron en realizar un proceso interno para reemplazarlo.

La candidata demócrata fue impuesta mediante un dedazo, y el dedazo llevó al fracaso. De la noche a la mañana, los demócratas se olvidaron de Biden, sin cuestionamientos aceptaron a Kamala y juraban que ella era la mejor candidata. Al igual que en México con Morena, el partido demócrata pudo haber puesto como candidato a un vegetal y sus seguidores no cuestionarían la decisión tomada desde la cúpula de poder.

Harris era una pésima candidata, no tiene carisma y jamás fue capaz de responder preguntas incómodas, mientras que Trump se sentaba a dialogar por horas en entrevistas para hablar de temas trascendentales y personales (como en la entrevista con Theo Von), pero también se relajaba hablando de asuntos ordinarios como los videojuegos y la UFC, y al hacerlo demostró mucha mayor madurez que en las elecciones anteriores.

Después de los resultados, se confirma que la gente está cansada de los medios de información tradicionales, así como de las políticas progresistas que pretenden distraer a la población de los problemas reales. A nadie le interesa el tipo de pronombres que se deben utilizar para no ofender a un enfermo mental, cuando al mismo tiempo el país enfrenta una posible recesión, una crisis de violencia derivada de una política migratoria fallida, y hay dos guerras financiadas con los impuestos de los estadounidenses. Por cierto, dichas guerras iniciaron durante la administración del partido demócrata.

Kamala decía que iba a arreglar el país (que actualmente gobierna) y que iba a hacer lo que nunca hizo en 4 años… al mismo tiempo que esparcía temor entre el electorado diciendo que Trump iba a hacer cosas terribles, las cuales nunca realizó durante su primer mandato.

La bandera del partido demócrata fue «la interrupción del embarazo», pero ese tema se legisla en lo local, y honestamente es preocupante leer hombres demócratas preocupados porque sus hijas no van a poder abortar. Hay una severa crisis de hombres débiles que son incapaces de encontrar un propósito en su vida, y espero que este resultado electoral les devuelva la confianza para poder alzar la voz y entender que todo lo que apoyan es una agenda impuesta por empresas farmacéuticas y empresarios detestables que obtienen ganancias millonarias por practicar abortos y hormonizar niños.

La cereza del pastel es que está surgiendo evidencia que sugiere que, en efecto, la elección del 2020 estuvo arreglada: Biden obtuvo cerca de 81 millones de votos y Kamala obtuvo 66 millones, siendo este último un número similar a los votos obtenidos por los demócratas en cada elección durante los últimos 20 años. Técnicamente, en el 2024 hay cerca de 20 millones de votos menos con respecto a la elección anterior y la mayoría son los llamados «early votes», los cuales se realizan vía correo postal. Este asunto, sin duda, dará de qué hablar, ya que fue uno de los motivos por los que enjuiciaron a Trump.

La victoria de Trump nos devuelve a la realidad: los progres no son mayoría. Sus políticas de “inclusión” solo han generado caos y pérdidas en las instituciones y las empresas, y es fundamental aprender que, si un candidato sufrió dos intentos de asesinato (sin investigaciones o seguimiento), es porque está incomodando a la gente que mueve los hilos de lo que pasa en el que solía ser el país más poderoso del mundo.

De todo esto debemos entender que:

– Existe un grupo de poder que controla e interfiere en los gobiernos de los países.
– Los medios tradicionales, Google y Facebook mienten y censuran.
– No es malo expresar lo que pensamos, y no debemos callar solo porque hay una minoría escandalosa.
– La migración sin control es un problema.
– La economía es y seguirá siendo el eje central para el voto racional.

Podremos estar en desacuerdo con lo que Trump representa, pero su victoria es digna de análisis y reconocimiento, y es sin duda un gran parteaguas para que Occidente recupere su grandeza.

 

 

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