¿Una moda? Pues para muchos si, para otros una costumbre y para muchos otros un gusto. A los 19 años, cuando decidí hacerme mi primer tatuaje, mi reacción fue de emoción, un poco de miedo y muchas preguntas… ¿qué iba a pensar mí familia? ¿y si al final no me gusta como se ve…? ¿de verdad duele tanto como dicen? ¿y si me hace daño?, en fin, muchas interrogantes que, en su momento, me hubiera gustado que alguien resolviera.
Actualmente, son 24 los tatuajes que guardo bajo la epidermis -a pesar de que después del primero dije: “listo, ya cumplí mi antojo de tatuaje, este será el primero y el último…”- por lo que conozco un poco más de esto. No soy un gurú en el tema de los tatuajes, existe todo un universo de personas que incluso basan su vida en ello y que conocen detalles privilegiados, sin embargo, si me considero una persona que disfruta de llevar tinta en la piel y para poder disfrutar de esto primero hay que conocer algunas cosas.
La primera pregunta, y generalmente el primer temor de todos los que buscan poner un tatuaje en su piel, es: ¿DUELE? Y pues si… la verdad, si duele, ten en cuenta que es una aguja la que estará perforando un milímetro de tu piel entre 50 y 3 mil veces por minuto, dependiendo de la frecuencia necesaria para realizar tu diseño (los tatuadores no usan anestesia, así que ni se los pidas y llegar en un estado inconveniente, es decir, bajo los efectos del alcohol o alguna droga, no te ayudará en nada, solo lograrás que te nieguen el servicio)
Sin embargo, el dolor dependerá de la intensidad que cada persona soporta y de la parte del cuerpo en donde te vas a tatuar. Actualmente, existen en internet diferentes páginas que te pueden ayudar a comprender esto un poco mejor, con “mapas de dolor” que te indican en donde será más intenso o más ligero tu “sufrimiento” … aunque la verdad, no existe mejor manera de comprobarlo, más que dejar que la máquina, de mano del tatuador, haga su trabajo.
En mi experiencia personal, la zona del pecho es una de las más dolorosas, las costillas y hasta el tobillo, mientras que el hombro, la pantorrilla y el antebrazo son una pachanga… en general, todos los tatuajes duelen, pero en una medida soportable, ¿recuerdas cuando eras niño y jugando en la calle te caíste y raspaste tus rodillas? Algo así es el dolor que se siente… al menos yo, lo puedo comparar con eso.
Otra pregunta que debes resolver antes de dejar que la tinta entre en tu piel, es saber quién será el autor de la obra que llevarás de por vida, entiéndelo, es para siempre y tener algo que no cumple con tus expectativas será una situación difícil de sobrellevar. Busca en internet, las redes sociales pueden ser la respuesta, revisa fotos, comentarios, sugerencias y trata de encontrar lo que más se acerque a lo que necesitas, incluso, pierde el miedo de acercarte a esa persona que viste en la calle con un tatuaje increíble y simplemente pregúntale quién es su tatuador. No dejes este trabajo en manos de cualquiera.
¿Cuánto cuesta?
Creo que hablar de costos es lo de menos, no existe una “tarifa” por tatuaje, cada tatuador cobra lo que considera adecuado, lo que en realidad es importante, es la calidad el trabajo, el trato que te dan y que realmente obtengas lo que esperas. Siempre es importante que respeten tu decisión y tu idea, pero algo que puede servirte, es estar abierto a las opiniones y consejos de tu tatuador, él o ella saben lo que están haciendo y créeme, tienen mucha más experiencia que tú.
Pero eso no es todo. Es cierto que el talento del tatuador es vital para que el resultado sea el esperado, pero su entorno y las herramientas que usa, también son cosa importante. Acude de preferencia a un estudio bien establecido, limpio y con personal que te inspire confianza. Un buen tatuador, usará guantes y hasta cubrebocas, te mostrará las agujas y tubos que empleará debidamente empaquetados y esterilizados, todo debe ser nuevo y aprobado por autoridades sanitarias nacionales o extranjeras de acuerdo donde hayan sido fabricadas.
Investiga un poco, conoce sobre la calidad de las diversas marcas de pigmentos (tinta) que existen, la calidad de las agujas y hasta los distintos tipos de máquinas que pueden usar los tatuadores.
Y, hablando de pigmentos, algunos tatuadores podrán advertirte sobre el uso de algunos de ellos (si no lo hacen, pregunta), existen casos de personas que experimentan algunas alergias o irritación a ciertos colores, sobre todo si eres una persona con piel sensible o muy susceptible a infecciones.
Ahora, tu idea.
El diseño que elijas no debe ser para sorprender a alguien más, no necesariamente debe tener un significado o representar algo, aquí lo que interesa es que a ti te guste e insisto, que estés consiente en el hecho de que lo llevarás contigo el resto de tus días. En muchos casos, las personas elijen un diseño porque es gracioso, o porque es tendencia y, ¡sorpresa!, a los pocos meses buscan cubrirlos con algo más o, si cuentan con los recursos, buscan un método para borrar el tatuaje.
Si no estás completamente convencido de lo que vas a hacer, no lo hagas, piénsalo nuevamente, las veces que sea necesario, hasta que estés seguro. Si sigues una moda descubrirás que muchas personas tendrán un tatuaje igual al tuyo, si lo haces porque es gracioso, te darás cuenta que no todo el tiempo lo será, échale coco y define qué es lo que buscas.
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