Quiero que algo duela Por Mari Pineda

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Que una herida abra mis entrañas y germine en poesía, que se consuma con palabras.  

Anochecer quizá, escuchando a Nacho Vegas y 8 años y medio. 

Despertar con el sabor amargo de una despedida disfrazada de whiskey.  

Pasar la semana entera comiéndome tu recuerdo, solo para vomitarlo más tarde, con el daño, con las mentiras y estrías que provocó el adiós.  

Quiero que algo duela.  

Quiero escribir sobre tu adiós, la pasta de dientes que dejaste casi vacía, la puerta del baño quebrada y el labial rojo guardado en tu gabardina que jamás me devolviste.  

Quiero que duelas.  

Quiero sentir que de alguna manera significaste algo, que detrás de la confusión y cigarrillos aplastados en el piso, tu recuerdo inherente me lastima, pero no hay nada. 

Supongo, temblando de frío, que al final del día las flores marchitas como tu presencia; no impresionan a nadie.  

Entonces no dueles y yo me quedo en escases de poemas por escribir.

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