El sólo hecho de saber que piensas en mí,
es que me pondré feliz.
Es complicado saber si aún lo haces
puesto que eres un completo desconocido para mí ahora,
es que me pondré triste.
No quiero escuchar palabras como
“terminamos”,
“ya no habrá nada”,
“no sé qué pasó”,
“ya no quiero hacer esto”
Ninguna de esas saldrá de tu boca
es que me pondré molesta.
Quiero tenerte en mi casa,
acostarte en mi cama
besarnos hasta quedarnos dormidos.
Escuchar tu voz cerca de mi oído,
me jales hacia ti y
me digas despacito “te deseo”,
es que el placer se apoderará de mí.
La frustración se hizo presente
en el momento en que quería una probada de tus labios
y tú sólo estabas en mi mente
y no físicamente.
Quizá no quieras herirme,
pero ese ya es asunto mío.