Estuve de accidente en tu útero
no así en el supermercado
cuando te quedaste
más fría que un yogurt del pasillo de lácteos.
Para entenderte
habría que hacer una ópera
de tú lista de compras
y ordenar el refrigerador
como si fuese una cirugía a corazón abierto.
Habría que poner en orden
las listas de reproducción
que usas para concentrarte
suenan como si alguien fuese a usar un altavoz
para gritar nada
suenan como la vez que te volcaste en el coche
y dijiste a quién te auxilió
que no contestara el teléfono
porque sería yo
y no deseabas preocuparme.
Estuve de accidente en tu útero
no así cuando viste
que en el carrito
llevabas la mitad de todo
y sólo tenías que comprar para uno.