La tristeza flota lejos,
en tanto las naranjas caen al suelo
y los ángeles cantan
a los muchachos del coro.
El recién nacido en desesperado caos
lo siente por la virgen en su hábito negro,
en tanto el cerezo me da la hora.
Y en los días por venir
debemos amar al dragón y a san Jorge
como amamos las cerezas
y las vírgenes y los recién nacidos.