Muchos de los instrumentos y de las herramientas analógicas que actualmente usamos en este país ya tienen, en otras latitudes, sus versiones digitales conectadas en red para facilitar la vida de sus ciudadanos. Uno de los artilugios aún por introducir al uso general son los coches autónomos. Sin embargo, en esas mismas sociedades, ciertos aparatos de con más pose de adelanto tecnológico que una verdadera aportación de avance, como los drones ya han demostrado que hace falta una socialización de la tecnología entrante para evitar complicaciones morales y legales.
Uno de los avances tecnológicos percibido aún como cosas de ciencia ficción es el internet de las cosas. Sin embargo, desde hace más de veinte años las pequeñas y grandes redes de intercomunicación digital entre las cosas son de uso común, aunque las aplicaciones de esta tecnología siguen siendo prácticamente nulas y totalmente triviales para los usuarios finales.
¿Qué es el internet de las cosas?
El internet de las cosas instalado en la infraestructura de las ciudades permitiría reducir problemas como el tráfico si fuese bien implementado, pero ¿qué es?
El internet de las cosas se llama a las redes que diferentes aparatos pueden establecer entre sí. Los dos usos más comunes son cuando un usuario sincroniza su computadora y celular y cuando manda fotos o documentos desde su celular a otro a través del bluetooth. Ambas acciones pueden prescindir de una señal de internet.
Vamos puede ser que sea difícil que algo que lleva la palabra internet en su nombre no necesite de internet, pero así es. El internet de las cosas es llamado así por el intercambio de información a través de una red inalámbrica; red que puede, o no, ser a través de tu modem y la web.
Lo más importante del internet de las cosas es que el usuario no solicita o envía información de manera consciente y volitiva para la resolución de problemas. Te sigue pareciendo muy abstracto el asunto. Revisemos algunos ejemplos concretos.
5 aparatos con Internet de las Cosas ya disponibles en el mercado
Recuerda que estos aparatos recaban información personal o de tu ambiente sin que tú lo debas de solicitar a cada momento.
Espejito mágico. Posiblemente ya lo hayas visto protagonizando varias películas “futuristas”, el Mango Mirror valora tu calidad de sueño y tu peso con sólo ponerte en frente, además te da los pronósticos del clima para tu ciudad, para que puedas elegir tu vestido del día más apropiado a la temperatura. La información brindada seguramente te la da a partir de tu interacción con otros dispositivos personales o del hogar, además de los datos en la red.
Aspiradoras automáticas. Desde el film Los cuatro elementos, al menos, ya se presentó en la pantalla grande lo que ahora se puede conseguir en cualquier página de ventas en línea. Aquellos obsesivos de la limpieza podrán tener programada su máquina para que limpie 15 minutos. Además si en casa hay algún problema, como que el polvo pasa por debajo de la puerta en días de viento; el mismo clima reportado en redes podría ser tomarse como comando de limpieza.
Refrigerador que te hace la lista de compra. Quieres pasar al super antes de volver a casa, pero se te olvidó checar que comprar, entre el refri, la estufa y el horno de microondas te pueden hacer el paro para decirte según tus hábitos alimenticios, consultar el régimen del nutriólogo y decirte qué comprar. También disponibles en internet.
Correas para perros. Es increíble la cantidad de cosas que las personas están dispuestas a hacerle a su perro con tal de no pasar la vergüenza de iniciar su búsqueda en el barrio y por redes sociales. Estos dispositivos pueden establecer un perímetro alrededor de su celular o modem para que el perro (a base de castigos) no vaya más allá de lo permitido. Tiene usted un placer insano en maltratar a su mascota, no lo piense más y revise los catálogos de artefactos “güereables”.
Maletas perseguidoras. Es usted una de esas personas tan flojas que se quiere evitar la molestia de jalar una maleta de 20 kg, pues no lo piense más y revise las ofertas en la web. A través del bluetooth su maleta lo seguirá por el aeropuerto o a quien le robe su celular desde la TAPO hasta su casa.
¿Amarillo es para acelerar o para frenar?
Los usuarios de nuevas tecnologías rápido traspasan las barreras morales y legales que sin esos dispositivos no podrían realizar de manera tan sencilla. Una de las problemáticas más sonadas sea tal vez, la de la invasión a la privacidad por parte de usuarios y el gobierno norteamericanos; aunque Brasil, que también es pionero en el uso social de estos artefactos, también ha tenido que revisar su legislación en este aspecto.
Quien rompe la ley bajo el pretexto del vacío legal no lo hace por ignorancia o menos por inocencia. O alguien puede creerle a un conductor que el amarillo es para acelerar.
Esa cultura de faltarle el respeto a la ley por creerse especial, nos ha convertido en una sociedad en la que el semáforo del Covid-19 es tomado con la misma irresponsabilidad.
Socializar la tecnología
Una de las responsabilidades siempre olvidadas por los gobiernos hacia sus ciudadanos es la de socializar los cambios. Lo hacen con las nuevas leyes (de todo tipo), y lo hacen con cualquier otra cosa que requiera un proceso de aceptación de las nuevas formas de hacer y convivir.
Las empresas por lo general son las más interesadas en educar a sus empleados para aceptar un cambio tecnológico, no es por una buena consciencia labora, sino el mero interés que las nuevas técnicas significa para la compañía.
En la sociedad, porque esas ventajas sociales que suelen traer las nuevas tecnologías nunca son divulgadas. Es más dentro del mismo gobierno siempre encontramos personajes públicos partidarios de no realizar el cambio. ¿Por qué? La respuesta es simple, sus intereses personales y la guerra sucia que pueden realizar contra sus adversarios que promulgan el cambio.
A quienes les interesa el cambio tampoco tienen interés en socializar los cambios. Actualmente tenemos un gobierno federal con retraso, al menos tecnológico, ya que sigue empeñado en una idea retrograda de que el petróleo es nuestra única riqueza.
Finalmente, tampoco a nivel estatal o a nivel local tenemos un solo gobernante que apueste por la tecnología para llevar bienestar a los ciudadanos; mucho falta para socializar a nuestros representantes en los avances tecnológicos que ya cambian al mundo.