Sin opciones por Gabo Díaz

Nos estamos quedando sin alternativas para elegir a nuestro animal favorito en el mundo.

Quizás los niños de ahora sólo juegan en dispositivos electrónicos porque algunos árboles (si no es que todos) a los que nos subíamos a jugar en nuestra infancia ya no existen o están a nada de secarse y morir.

A medida que la población aumenta y con ella la tecnología, se explotan millones de recursos  naturales que provocan un desequilibrio del medio ambiente y la calidad de vida va disminuyendo; si bien es cierto que hemos evolucionado de manera impresionante y que la vida parece más “sencilla” que antes, parece que leímos mal las instrucciones y aplicamos dosis estúpidamente grandes de explotación.

Las campañas de reciclaje, recoger basura o reforestar no son suficientes con sólo instituciones gubernamentales, privadas y algunas escolares trabajando; es más, ni siquiera tendrían que existir si realmente contribuyéramos todos a la preservación, pues quién más tira la basura o corta árboles si no somos nosotros, o la mala educación de hermanos pequeños, hijos o sobrinos que ven a sus papás arrojar algo y ellos lo imitan. Se vuelve una incógnita que no es difícil de deducir, ¿de dónde proviene tanta basura? Y de la basura mental ni hablamos.

Tal pareciera que estamos en una relación amorosa con el planeta en el que decimos amarlo y respetarlo pero siempre lo dañamos y nos da señales que se acabará, sin entenderlo hasta que ya no quedan opciones para estar juntos, nos ponemos las pilas para recuperar lo que bien pudo ser estable toda la vida, pero por pensar en crecer personalmente y no a la par, nos la pasamos vagando sin saber que un día nos quedaremos sin el planeta.  Me equivoqué en mis últimos escritos pues los únicos verdaderamente tóxicos somos los humanos y nuestras ingeniosas maneras de matarnos.

Hay un hombre en redes sociales que dice que podemos mudarnos de casa, de ciudad, de país o continente, pero no de planeta; y yo le creo. Nos estamos quedando sin opciones para respirar.

Lo anterior y los párrafos que se convierten en cuartillas que pudiera escribir ahora, serán en vano si las letras leídas y escritas no van acompañadas de acciones. Pero a ninguno nos cae mal otro recordatorio de lo que nos estamos quedando sin, y no se trata de resaltar los muchos errores cometidos, al contrario, trato de que la conciencia, y razón se activen para empezar a reconstruir lo que se nos olvida, nos da todo para vivir, literalmente

 

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