… Así sucedía desde siempre, esperar, meditar ensimismarse.
Una llamada que jamás llegaba, solo se enviaban mensajes por medio de palomas.
Uno angustiado el otro incauto, uno melancólico, el otro ocupado, nunca coincidían, horarios gustos, formas de besar.
Tratos revueltos, deshechos, olvidados al instante de ser acordados, pasados de tiempo y dislocados.
Humos agitados, mariposas asfixiadas, sueños cabizbajos, ojos como el cielo gris y encapotado, como si estuviera distante.
Sueños quebrados y paraísos cada vez más lejanos, de tocar oasis frescos y disolverse las costras en ellos.
Paso a paso alejando un día de otro, paso a paso apartando cielos, todo cambiaría si tan solo uno de ellos, pusiera lo que faltaba…