“Porque ya nada sé. Los perros devoraron mi memoria.
¿A dónde voy? ¿A dónde vamos todos? ¿A dónde van?
¿A dónde? ¿Sabe alguien a dónde dirigirse que no sea tan sólo a un espejismo? A ver.”
-María Elena Cruz Varela
¿Te acuerdas?
Nací en agosto de 1990, alrededor de las tres de la tarde y un año antes el mundo occidental se había comenzado a desmoronar con la caída del muro de Berlín.
¿Te acuerdas?
Yo no sabría quién era Gorbachov hasta bien entrado en la vida adulta, hasta entonces sólo había oído su nombre en el capítulo de una serie televisiva de niño.
¿Te acuerdas?
-¿Qué es lo que tiene Gorbachov en la cabeza?- Decía un payaso en la pantalla, mientras sostenía su trago.- Herpes.
¿Te acuerdas?
Yo no supe qué era el herpes hasta que, en la preparatoria, en una clase de salud hablaron del sexo como de una plaga bíblica.
¿Te acuerdas?
Han pasado 9770 días desde que nací.
¿Te acuerdas?
Es lo mismo que decir que han pasado 26 años, 9 meses y 0 días desde que nací hasta el día en que me puse a escribir este libro que es el libro que debe ponerle orden a mi cabeza.
¿Te acuerdas?
Mi hermano gemelo es todo lo que yo no soy: heterosexual, titulado de la licenciatura y a punto de entrar a la maestría, con una relación de años, con un trabajo estable.
¿Te acuerdas?
Le temo a la página en blanco, al twitter por corto, a la novela por larga y al poema por enredado.
¿Te acuerdas?
“No podemos/ volvernos: nos empuja/el mundo puerta a puerta.”
-Jaime Gil de Biedma
¿Te acuerdas?
El mundo es esta cosa extraña que se aferra a veces al pasado, a nosotros con él. El pasado es una dimensión bien divertida y extraña, todo lo hacen distinto y mejor ahí. Si es necesario visitarlo es mejor hacerlo con un guía para no perderse.
¿Te acuerdas?
En 1982 un dólar valía 12.50 pesos, luego subió a 24, al poco a 54, después a 110, y para 1988 estaba en más de 3000, la solución de los políticos fue quitarle tres ceros a la moneda y quedo en tres pesos y de ahí ha ido subiendo paulatinamente de nuevo hasta que le quiten más ceros a la moneda mexicana.
¿Te acuerdas?
El abuelo tenía bandejas y bandejas de monedas antiguas en su casa, gruesas, pesadas, con caras distintas, eran monedas de antes de la devaluación. Jugábamos con ellas, les dábamos el valor de monedas normales y comprábamos a las primas cosas imaginarias en juegos eternos en la casa de los abuelos.
¿Te acuerdas?
Después de la muerte del abuelo las monedas fueron desapareciendo paulatinamente hasta que ahora no hay ninguna, de los cientos que eran no queda nada. Madre dice que los tíos las vendieron para conseguir dinero real, del actual, del que sí sirve para comprar bienes y servicios.
¿Te acuerdas?
No todas las palabras condenan a la muerte.
¿Te acuerdas?
A los diecisiete años mi padre tomó pintura roja y marcó la hoz y el martillo fuera de la pared de su cuarto. De niño yo jugaba en el pasillo frente a ese signo sin saber lo que significaba, hasta que un día se lo pregunté a mi abuela. No sé qué sea, me dijo, cosas que le enseñaron en la escuela, creo. Tardaría aún varios años en saber sobre el socialismo.
¿Te acuerdas?
"Lo que está mal, está mal. /Lo que está bien, también está mal. /Chárlalo con tus padres."
-Vicente Luy
¿Te acuerdas?
Ojalá me sintiera culpable por cosas de las que no tengo la culpa.
¿Te acuerdas?
Si no le hubieran quitado los tres ceros el primero de enero de 1993 ahora un dólar costaría alrededor de 20000 pesos, es decir el peso mexicano ha tenido 20000 devaluaciones desde la entrada del neoliberalismo.
¿Te acuerdas?
A mí no me importaban estas cosas de niño porque no sabía lo que era el dinero, ni cómo se usaba realmente, ni a quién iba después que lo gastara en el patio del colegio mientras me escondía de los bravucones.
¿Te acuerdas?
Yo me escondía de los bravucones, mientras hermano gemelo jugaba con los bravucones. Pero hermano gemelo nunca dijo nada a favor y ni en contra, hermano gemelo sólo era per se un jugador más que evitaba meterse en problemas, mientras yo era la mariposa rodeada de niñas lindas que me cuidaban de los bravucones, porque una cosa que sabe todo hombre que ha crecido con la sombra de la homosexualidad es que las niñas lindas siempre estaban ahí para esconderte.
¿Te acuerdas?
Yo era el niño delgado, moreno, con ojos grandes y pestañas largas que daba vueltas solo, un niño solitario que leía no es más que un cliché, desde entonces no he hecho más que hundirme en los clichés.
¿Te acuerdas?
Algunos de mis traumas son tan antiguos que cuando los adquirí Paulina Rubio tenía las cejas negras.
¿Te acuerdas?
“Mi juventud está sola y es ridícula”
-Cristina Rivera Garza.
¿Te acuerdas?
Hermano gemelo creció para ser el hombre que debía ser.
¿Te acuerdas?
Yo crecí para ser el as de espadas, el rey de corazones invertidos, este viento caliente del sur, duro como un árbol partido por el rayo. Crecí para ser todo lo que no esperaban de mí, porque a mí no me esperaban. Fui la sorpresa que salió después, el cigoto que se reveló contra la muerte y se aferró.
¿Te acuerdas?
Mamá no era mamá cuando a principios de los ochenta llegó a una ciudad desconocida para tomar un curso, y obtener el empleo con el que crearía a la familia. Ante el calor sofocante del lugar se sentó con una amiga en el zócalo y bajo la sombra de los frondosos árboles dijo: me gusta este sitio. Dijo: debería casarme con alguien de aquí. Se rio y los árboles rieron con ella.
¿Te acuerdas?
Cuatro años después se casó con mi padre, penúltimo hijo de una familia que vivía a diez minutos de los mismos árboles que seguían riendo con ella, incluso cuando dejamos la ciudad veinte años después.
¿Te acuerdas?
Hay lugares a los que no vuelvo, hasta después de mucho tiempo, cuando los recuerdos se vuelven como los negativos de una fotografía, algo que nunca podrá ser y no importa ya. Lugares a los que no vuelvo, a los que no llevo a un nuevo amante, bajo ningún tipo de circunstancia, si puedo evitarlo: restaurantes, cines, teatros, calles, parques, hoteles, una vez fue una ciudad.
¿Te acuerdas?
Les dejo a ellos la patria potestad de esos lugares y esos recuerdos.
Pero de los bares no, esos son míos.
¿Te acuerdas?
“Sonaba mejor en mi cabeza” y otras cosas frustrantes de la literatura.
¿Te acuerdas?
¿Añoras tu himen? – su pregunta tonta. Su cara idiota.
¿Te acuerdas?
A esta edad ya no se llora de amor, se llora por recordar lo pendejo que se puede seguir siendo a pesar de los años.
¿Te acuerdas?
Los médicos pinchan un musculo para saber si duele o está muerto, le llaman la prueba del dolor. Hago constantemente con mi memoria la prueba del dolor, la pinchó, la manoseo, aquí aprendo si algo está muerto realmente.
¿Te acuerdas?
Cuando te conocí un caballo paseaba en las estepas de tu pecho, le di avena y cepilladas con peines de marfil. Ahora veo cómo montan el caballo yo domé.
¿Te acuerdas?
“Y no voy a volver a hacer una fiesta/ donde los ecos me hablen de ti”
-Mai Meneses
¿Te acuerdas?
Al final las cosas pasaron así:
Estaba en un tiempo en que no quería contestar. Un estado vegetal. En aquellos días mi amigo Érick acaba de salir de una relación breve y extraña.
¿Te acuerdas?
Me preguntas, ahora, qué hago y te digo que escribo un libro alegre sobres cosas tristes. Un libro sobre mi orgullo.
¿Te acuerdas?
Una vez me lo dijeron, así, con esas palabras: ¿Qué eres tú sin orgullo?
¿Te acuerdas?
Me lo dijeron después que una adivina me advirtiera que tengo un alma vieja, y siempre he pensado que lo único que esa mujer pudo ver fue mi turbación de aquellos días, y eso fue lo que interpretó, para no decir estás triste, me dijo: tienes un alma vieja.
¿Te acuerdas?
Obviamente esa mujer no podía saber de mi turbación, no sabía que la intimidad es lo que hila toda historia, por eso fue más fácil decir: tienes un alma vieja.
¿Te acuerdas?
Me he puesto a pensar en la risa que me da que en la infancia mi apodo fuera chícharo, como una planta, porque cuando paso por períodos de tristeza me pongo bajo el sol y juego a la fotosíntesis, sin ganas de moverme.
¿Te acuerdas?
En estos días, que he cambiado de lentes, aprendo de nuevo a ver. No a mirar, sino a ver. Siento que me he estado quedando sin palabras y las busco en la memoria.
¿Te acuerdas?
Porque al final las cosas pasaron así:
Todos nosotros somos un texto esperando suceder.
Aunque no te guste, son un texto esperando suceder.
¿Te acuerdas?
Entonces uno se pregunta dónde estaban ellos cuando uno era niño y hacía otras cosas y lloraba por otras cosas. Y dónde estarán ellos cuando uno se haga mayor y haga otras cosas y llore por otras cosas.
¿Te acuerdas?
Siempre seré más joven que los dinosaurios, en eso me puse a pensar hace unos días cuando casi caigo en los días malos, pero no. También recordé que cuando me sentía solo acudía al pensamiento constante de los ácaros que viven en todas partes, hasta en mi piel, y con ese pensamiento sobreviví a las decepciones de amigos, amantes y amaneceres, un día aprendí a estar solo, dejé de usar escapismos diversos.
¿Te acuerdas?
Moriré y pasarán mil años, y dos mil años y seguiré siendo más joven que los dinosaurios.
¿Te acuerdas?
Pienso que quiero otro tatuaje, que quiero tatuarme más para que cuando muera y me incineren huela a tinta, como los libros.
¿Te acuerdas?
Hace unos días iba caminando por la calle y a lo lejos creí ver a un exnovio, uno de esos examantes que te hicieron sentir la explosión de la bomba H cuando todo acabó. Pues lo veía yo a lo lejos, de espalda ancha y hombros caídos, el mismo corte de pelo que recordaba. El mentón fue lo que me hizo dudar ¿siempre fue así, tan sin mentón? Me pregunté. De repente, el suelo bajo mis pies tembló una, dos, tres veces, y entonces me dije no, no es él, porque si algo tenía el hombre aquél era mentón.
¿Te acuerdas?
Desde entonces vengo pensando si la memoria me habrá engañado, para protegerme de mí mismo, o para protegerlo a él de mí, ya se sabe lo traidora que es la mente.
¿Te acuerdas?
“A qué sabe el olvido/ el alcohol no me responde”
-Itzel Núñez.
¿Te acuerdas?
En realidad, llevo tiempo practicando el deporte extremo de saltar de una tristeza a otra para que ninguna me atrape.
¿Te acuerdas?
Así, saltando de pensamiento triste, a pensamiento pesimista, a pensamiento menos destructivo, me encontré repasando que mis dos últimos novios, de cara al mundo, son grandes personas y tienen buenas cualidades y la gente los ama a mansalva.
¿Te acuerdas?
Hay una cosa que me gusta llamar la geografía imaginaria, tiene mucho que ver con la educación sentimental de cada persona, la manera en que generamos un espacio interior, más allá del sentido zen de la frase “espacio interior”, desde luego no se trata de una alucinación tipo esquizoide, sino de la forma en que llenamos huecos, los adictos a la lectura saben de qué hablo.
¿Te acuerdas?
La educación sentimental de mi generación es a veces un rascacielos de papel maché; parece firme, pero es masita suave que a la primera se cae.
¿Te acuerdas?
No digo que lo que sepamos no sirva, sino que cuando parpadeas, las ideas que tienes sobre el amor y la vida, pum, son pan mojado.
¿Te acuerdas?
En casa no saben diferenciar cuando tengo resaca o cuando está por darme un ataque depresivo.
¿Te acuerdas?
¿Cómo explicar el tipo de cosas que deben quedar entre el Apocalipsis y tú? ¿Quién podría entenderlo?
¿Te acuerdas?
Yo pensaba que el odio no se pudría, la fruta ácida pero siempre fresca. A perdonar también se aprende.
¿Te acuerdas?
Wilfrido, mi abuelo, tenía diecisiete años cuando un rayo mató a su madre.
Cuando leo esto me asombra que mi abuelo se sintiera solo, y fuera joven y se sintiera solo y hubiese querido, como se quiere al principio de los tiempos. Porque el abuelo no era el abuelo cuando murió su madre y por primera vez en la vida se supo solo, y se sintió solo, como un leopardo tendido al sol.
¿Te acuerdas?
Yo nací con el don del miedo.
¿Te acuerdas?
Es hermoso saber que la gente que uno quiere no se ha muerto por pendeja.
¿Te acuerdas?
Quiero ver nevar sobre Ucrania.
¿Te acuerdas?
Cuando estás en los veintes crees haber venido a inventarte el mundo, y que todo se adaptará a ti con el tiempo, luego te caen encima tropecientas toneladas de presión social que no sabías que podían existir.
¿Te acuerdas?
-¿Pero tú no eres parte de la comunidad (gay) verdad? – me dijo con sorna, como si debiera comprobar, yo a mis años, algo.
¿Te acuerdas?
Yo me preocupé ¿dónde actualizo mis credenciales gay? ¿Dónde saco el carnet? ¿Debería coser un triángulo rosa en toda mi ropa?
¿Te acuerdas?
A veces no me crecen las uñas me crece el miedo.
¿Te acuerdas?
Yo ya estaba triste antes de que llegaran y antes de que se fueran.
¿Te acuerdas?
Porque al final las cosas pasaron así: Ce mayúscula cuando decidió irse yo ya había emprendido la huida coma es decir ya lo sabía punto y aparte e mayúscula es absolutamente demoledor pero cierto punto y seguido pe mayúscula pues las cosas que tratamos de detener están muertas y no coma nunca seremos capaces de reconocer la muerte coma más allá de otro momento coma otro tiempo punto final
¿Te acuerdas?
Mis corajes con hermano gemelo son un odio doméstico, uno simple y sin fuerzas que hay en toda relación de hermanos.
¿Te acuerdas?
Los odios domésticos son: cuando no baja la tapa del baño, cuando no lava sus trastes, cuando olvida bajar la basura.
¿Te acuerdas?
Hermano gemelo no es tan perfecto como padres siempre creen.
¿Te acuerdas?
Mis enojos duran poco, no soy una persona rencorosa, pero es más mérito de mi mala memoria que de mi buena voluntad.
¿Te acuerdas?
Una vez alguien me dijo que hermano gemelo fuma porros.
¿Te acuerdas?
Me costó trabajo creerlo; él tan trabajador y hacedor, tan pulcro nunca ha fumado un porro, quizá la persona que me lo dijo se confundió y en realidad se refería a mí, que sí lo hago.
¿Te acuerdas?
Después de eso me puse a pensar en si existe otro hermano gemelo del que no lo sé todo, que se pasa la vida colocado hasta las nubes, ¿acaso conozco yo de verdad a mi hermano gemelo?
¿Te acuerdas?
Lo que hoy contamos de nuestra infancia, en la memoria, no es lo mismo que contábamos hace diez años y no será lo mismo que contaremos dentro de diez años.
¿Te acuerdas?
¿Cómo evitar el morbo y la indiferencia cuando se trata del dolor ajeno? No te reflejes en mí, yo soy un espejo roto.
¿Te acuerdas?
Ana María Matute decía que por las noches ella era un vikingo que cabalgaba por la estepa, entonces en la oscuridad y la noche que la rondaban sigilosas, ella cabalgaba a lomos de un alazán magnifico. Un tumulto de fuerza y vida.
¿Te acuerdas?
No pasa siempre, pero cuando pasa el miedo es el depredador supremo.
¿Te acuerdas?
“Los homosexuales aprendemos a mentir antes que a amar”
-Daniel Wence.
¿Te acuerdas?
Es verdad pasó el tiempo y otras cosas y otras personas ocuparon el lugar que teníamos en la vida del otro.
¿Te acuerdas?
He vivido, 322 meses, que es lo mismo que decir que hermano gemelo ha vivido, 322 meses sobre la tierra.
¿Te acuerdas?
Es lo mismo a decir que he vivido 9806 días.
¿Te acuerdas?
Son 235318 horas las que he vivido.
¿Te acuerdas?
No sé a ciencia cierta qué ha pasado en todos esos 322 meses, 9806 días, 235318 horas y 14119102 minutos de vida, a veces creo que lo he inventado, que todo lo dicho en este libro es una mentira larga sostenida por la memoria, la mía, que también es invención.
¿Te acuerdas?
Lo dijo Barthes, toda ficción es autobiográfica y toda autobiografía es ficcional.
¿Te acuerdas?
Todo esto ha sucedido, finalmente, así:
“dijiste ¿te acuerdas?
dije, a veces no
y luego me solté.”
-Paola Llamas Dinero
POST SCRIPTUM
Todo lo dicho en este libro, datos sobre migración o escritores y personajes históricos responden a una verdad histórica documentada, comprobable. Lo concerniente a la voz narrativa es ficción. Gracias.