Tenemos que hablar de Kevin por Armando Castillo Toro

Esta semana escribiré sobre un drama que no pueden perderse en netflix, pero no es cualquier drama, éste no escatima en envolvernos cada vez más profundo en un dilema psicológico de manera exponencial hasta dejarnos totalmente asqueados de los límites que puede alcanzar nuestra propia naturaleza, es una película fuerte, pero cumple con creces su propósito original; demostrarnos de lo que cualquiera persona puede ser capaz. Tenemos que hablar de Kevin empezó como una novela contemporánea del autor Lionel Shriver escrita en el año 2003 para luego ser adaptada y dirigida por Lynne Ramsay en el 2011, siempre hay un riesgo el llevar la trama de un libro al cine por qué se compromete la visión original por la impuesta, si el director modifica mucho la ficción puede perder su esencia original así que lo que convencionalmente se hace es trasladar tal cual la historia, el talento del director se reduce a reproducir cada detalle del libro. En cambio esta película se arriesga al mezclar los dos talentos (la magnífica historia con una igualmente soberbia técnica para ambientarla) Ramsay la reinterpreta, siendo fiel en el argumento pero complementándolo con una fotografía que aumenta ese sentimiento de ansiedad haciendo difícil tener un descanso durante todo lo que dura el filme, si a eso le sumamos la impresionante actuación de Tilda Swinton (como diría Troy McClure tal vez la recuerden en papeles como el ángel andrógino en Constantine o la bruja blanca en Narnia) que a mi humilde parecer ha sido la mejor que le he visto hasta ahora junto con Ezra Miller (el nuevo joven Flash de D.C.) quien no se queda atrás y que comparte el protagonismo sin sentirse forzoso, hacen de esta película un futuro clásico del drama, un drama que se escapa de sus marcos habituales y que colude con el suspenso e incluso en su espectacular desenlace con los mejores thrillers.

We-Need-To-Talk-About-Kevin

La sinopsis es simple, aquí lo magistral es presenciar como todos los elementos que se le van sumando a la trama la van dotando de complejidad, y nos narra la relación caótica de una madre con su hijo y como ésta va evolucionando para peor mientras pasan los años hasta llegar a términos inauditos (e inesperados para la audiencia). Toda la perspectiva se centra en la madre (Tilda), en el antes y después de tener a su primogénito, todo el contexto gira siempre a su rededor y es su visión la que compartimos, como trata y falla, como se va alienando y endureciendo, como maneja esa rechazo constante de su hijo (Ezra), como presencia bajo sus ojos la transformación de éste sin poder hacer nada y como la sociedad la señala y la aliena por ser la madre de un sociopata. La historia no se nos presenta lineal, son fragmentos que tendremos que ir armando para ir tratando de darle sentido y coherencia a las acciones de los personajes. Hay un prólogo desordenado que nos va poniendo en los zapatos de la madre resignada y un epílogo de igual manera fragmentado que intenta justificar las acciones del hijo, hay que estar yendo de aquí y allá para tratar de responder esta pregunta que se nos formula con maestría ¿es el mal congénito o es que éste se adquiere de la sociedad en la nos tocó nacer? Acá el trailer, nos leemos la próxima semana.

 

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