Hoy compré la segunda cajetilla de cigarros,
la primera se terminó en una noche.
Sin saber como o por qué
terminé andando sin rumbo,
a las tres de la mañana,
mientras los ríos en los callejones lavaban la ciudad.
Ella se fue,
no sin antes obligarme a acompañarla,
su mirada era fría,
su trato fue peor.
¡Que chingue su madre!
Otro cigarrillo se consumió,
ya queda media cajetilla,
ya me queda media vida.