Tokio Midnight Por Laura Angélica Briseño Sánchez

/

Hoy compré la segunda cajetilla de cigarros,

                           la primera se terminó en una noche.

 

Sin saber como o por qué

terminé andando sin rumbo,

               a las tres de la mañana,

mientras los ríos en los callejones lavaban la ciudad.

 

Ella se fue,

no sin antes obligarme a acompañarla,

     su mirada era fría,

           su trato fue peor.

 

¡Que chingue su madre!

  Otro cigarrillo se consumió,

      ya queda media cajetilla,

      ya me queda media vida.

 

Historia Anterior

Lo que no vemos en la tinta Por Laura Angélica Briseño Sánchez

Siguiente Historia

Olores Por Laura Angélica Briseño Sánchez