A Norman Foster
Un olor a nostalgia
funde los cristales,
reverbera en las alturas opacas.
Sordos están los rascacielos.
En los ruidos mudos de la ciudad
el horizonte se hace polvo
perdido en un confín de trémulas voces.
Da lo mismo
Beijing o Londres,
las marcas de soledad en una
biblioteca.
Los pájaros metálicos
sobre la urbe.
Da lo mismo un Pritzker.
Aún hacen inmortales
con ladrillo .
La ciudad es un mito,
un Bestiario.