Metro Coyoacán
No es la misma calle que anduvimos
aquel día iluminado de verano,
ni me reconoce este rincón
de una ciudad que devora tu nombre.
El tiempo se desgajó
con su pesada cuenta de muertes.
Ya no existen los árboles
que nos vieron pasar,
aniquilados por remodelaciones
y la voracidad salvaje de las inmobiliarias.
Ofrenda
Que halles el camino
donde la tranquilidad colme tus pasos,
que el sosiego alumbre tu mirada
herida por el incendio,
que el aire en reposo
inunde tu pecho.
Aquí dejo la ofrenda
de mi amor recién nacido,
es tuya su ternura y su beso,
el gesto de cariño en donde nos encontramos.
Sea contigo siempre
el tiempo iluminado.
Encuentro
Me reconozco
por el oscuro silencio
al que me aventaron
el estallido de la azalea,
el eco y sus cenizas,
la herida que germinó
en el más profundo rescoldo
de mi sombra.
Me encuentro a mí mismo
y de mis manos
surge una estrella.
Eduardo Lima Águila (Tlaxcala, 1995). Estudió la licenciatura en Estudios Latinoamericanos en la UNAM. Ha publicado en la Revista de Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Iberoamericana, en el «Blog de los jóvenes» de la Revista de la Universidad de México y en Punto de partida de la UNAM y Primera Página.