Estoy consciente de las dificultades que has vivido los últimos tiempos.
Entiendo que te encuentras en un proceso de sanación y reconstrucción, que no es precisamente el mejor momento de tu vida, que hubo alguien que te ilusionó, alguien que cuando llegó era totalmente diferente a la persona que te dejó.
Entiendo también que las sonrisas difícilmente salen, y si lo hacen son por compromiso y no porque te sientas bien. Sé que por eso procuras mantenerte a solas, porque te duele la cotidianidad de la vida sin él, porque extrañas su aroma, su voz, su sonrisa, su mirada fija en ti y el calor de su cuerpo abrazándote.
Has decidido hacer las cosas por ti, salir y distraerte, hacer ejercicio para volver a sentirte fuerte de cuerpo, alma y mente, que por eso llevas la indiferencia en la mirada, por eso no respondes mensajes ni llamadas, porque este tiempo es para tí, no necesitas más. Quieres estar lista para cuando llegue alguien más, hacerlo ahora sería negligencia y estarías abriéndote a otro posible daño.
No digo que estés mal, al contrario, tienes todo el derecho del jodido mundo para salir contigo misma, pero a veces también es bueno aceptar que las demás personas nos pueden ayudar, que la salida a platicar puede desintoxicar, un abrazo sincero puede abrigar, que ver las estrellas puede motivar. Tú ve y cómete el mundo, embriágate, baila y cánsate, llora, ríe, grita, canta, haz todo lo que quieras, no dudes que siempre habrá alguien esperándote, alguien ansioso de ver en tu mirada una sonrisa real, esa será la señal con la que se atreverá a invitarte a bailar.
Créetelo, que te pueden querer bonito, encontrarás quien te pida crecer juntitos, quien esté dispuesto a dedicarte poesía y recitártela al oído, prepararte café y masajearte el corazón, apapacharte y hacerte el amor con todas sus letras y variantes, para que te quedes, para que sientas que todo el dolor valió la pena, hará un hogar para tí del que no querrás volar, será un hogar donde podrás sanar.