Este no es un octubre tan frío como los anteriores. El viento y su vigorosidad tradicional no ha hecho que los transeúntes se detengan en mitad de la calle a ajustarse las prendas de abrigo ni ha levantado con su vuelo rotundo cabellos y faldas. Sentarse en los escalones de la Alhóndiga no ha significado, pues, el disfrutar el espectáculo de este lunes por la noche con ocasionales escalofríos a causa de la temperatura de la noche. Me pregunto si es que para las y los bailarines que componen al Ensamble Nacional de Danza Folclórica de Croacia (LADO) será este un clima cálido en comparación con la frialdad que comienza a imperar en su país natal a estas alturas del año.
Croacia es ese país de los Balcanes que años atrás conformó, junto con Serbia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Montenegro y Eslovenia, aquella nación, ahora extinta, conocida como Yugoslavia. Lo anterior es relevante por dos motivos principales. El primero, que tras la disolución de Yugoslavia, en 1992, el nacionalismo de cada uno de los países en que se fragmentó creció exponencialmente, pues la ruptura yugoslava no sucedió en los mejores términos y un ímpetu separatista fue promovido por cada gobierno. Es en ese cotexto que las instituciones públicas, académicas y las compañías artísticas importantes de la época abrazan esa postura y se comprometen con ella. El caso de la LADO, fundada en 1949, no fue la excepción y este año festejan 75 años de ser, en sus palabras, “el único ensamble nacional de danza y música de Croacia”.
El segundo motivo es que, durante la existencia de Yugoslavia, existió un curioso fenómeno denominado el Yumex, que a grandes rasgos consistió en una fusión de la cultura mexicana, principalmente el cine y la música, con la yugoslava, incentivada por el gobierno de Tito, dictador de dicha nación, como oposición al consumo de los productos culturales occidentales. Ello dio como resultado el florecimiento de un cariño especial por parte de su pueblo por México y su cultura. La emoción de esta compañía por visitar nuestro territorio por primera vez durante el 52 del Festival Internacional Cervantino (FIC) era algo de esperarse y se confirmó en la calidez y emoción de las palabras que dirigió el presentador croata al inaugurar el espectáculo.
El ensamble, popularmente conocido como “el museo de la danza” por la cantidad de vestuario típico que resguarda, dio inicio a la función tras las emotivas palabras de su presentador, quien también era uno de los bailarines. El primer grupo de bailes que se llevaron a cabo refería a las danzas realizadas para atraer prosperidad a los campos. A esta sección le siguió un viaje por distintos bailables que pretendía abarcar la diversidad de las tradiciones a lo largo de Croacia. Entre una coreografía y otra, se intercalaba un coro de músicos vestidos de negro con prendas tradicionales que enunciaba cantos típicos y, cuando era el turno de las y los bailarines, éstos también se sumaban a la entonación de los cantos, motivo por el cual había provistos varios micrófonos colgantes en todo el escenario.
La Alhóndiga estaba casi llena, se veían muchas pantallas de celulares grabando estas danzas tan ajenas a nuestro folclor y las vestimentas de mandiles bordados sobre las faldas, cuyos patrones recuerdan no tan vagamente a los bordados típicos del sur de Chiapas y Guatemala.
Unas bonitas y abombadas faldas a la rodilla, almidonadas y decoradas con motivos azules fueron otro de los vestuarios femeninos que más llamó la atención, mismo que estaba provisto de unas altas calcetas rayadas con los colores típicos de la bandera croata. En los hombres, el chaleco era la prenda más popular, así como los pantalones bombachos. El rojo y el azul son los tonos predominantes en la vestimenta tradicional balcánica junto con el blanco, por lo que también fueron predominantes en el vestuario, aunque no los únicos. El ensamble cuenta con más de 1,000 trajes típicos distintos, por lo que nace la duda de qué tan majestuosos son aquellos que no fueron traídos en esta ocasión.
Las figuras dancísticas más populares, consistieron en hacer círculos zapateando y cantando. Estos bailes parecían recargarse mucho en lo percutivo, aunque también, a ratos, había sonidos de gaitas e incluso de guitarras cuyos requinteos podrían asemejar un poco a los de las estudiantinas.
El evento cerró con una danza nupcial bastante alegre. Las y los bailarines se despidieron gustosos de un público emocionado y satisfecho, agradecido por poder ver más variedad de espectáculos en este escenario y no los típicos conciertos. “¡Ojalá trajeran más danza!”, mencionaban algunos al abandonar el lugar.
Raíces de la herencia croata
Ensamble Nacional de Danza Folclórica de Croacia, LADO
14 de octubre de 2024
Explanada de la Alhóndiga