Es el verdugo sin nombre y sin apellidos,
la justicia clamante en el silencio de la noche.
No puedes escapar a su cruel reproche.
Verduga la soledad, en ella estamos atrapados.
La conciencia es verdugo en nuestros corazones,
somos jueces en nuestra sentencia interna.
No quieras encontrar barrotes en tu pena,
el tormento es vivir con nuestros errores.