Vientos contemporáneos latinoamericanos por Rebeca Lsp

ClaudiaRuiz/ArchivofotoFIC2019

El Festival Internacional Cervantino cuenta con numerosos espacios donde se despliegan todo género de eventos, de los cuales los más excéntricos probablemente sean los templos: la Compañía y Valenciana. Ambos recintos son exclusivos para eventos musicales, dada la naturaleza de su arquitectura, pues, al ser templos, su capacidad no supera el centenar de personas.

El evento musical de ensamble de vientos el primer soleado martes del FIC, se llevó a cabo precisamente en uno de estos templos, el de Valenciana. A las afueras de la ciudad, ya rumbo a la sierra, y siempre a unos cuantos grados de temératura menos, se encuentra la Valenciana, cuyo templo es famoso en toda la región por contar con un retablo hecho de oro de catorce quilates, extraído de la mina que lleva el mismo nombre y que antaño produjera dos terceras partes del oro que circulaba por todo el mundo.

El recinto se llena, a pesar del horario, y el programa empieza con la obra Cinco danzas breves, una de las principales del compositor mexicano Mario Lavista, quien es reconocido por su música de cámara contemporánea. El quinteto, de gala, toca solemne y destaca la pieza “Lento, flessible” por ser las más llamativa, mientras que “Adagio”, la que le sigue, se percibe como nostálgica. “Presto”, la pieza final de la obra, cierra con mucha fuerza y a algunos podría recordarles la música habitual de la famosa caricatura del siglo pasado Tom y Jerry.

El quinteto Enesamble Zephyrus forma parte del FIC por quinta ocasión y la mayoría de sus miembros también tocan en la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG). Este año cumple su décimo aniversario y este evento pretende recopilar parte de la obra de cuatro compositores latinoamericanos, continuando con con Suite para instrumentos de aliento Op. 37, del brasileño Lorenzo Fernández, de la que “Pastoral – crepúsculo en la selva” se manifiesta como una joya alegrísima y de considerable dificultad de ejecución. “La canción de madrugada” toca con sus notas la sensibilidad de los espectadores y resulta ser la pieza que más conmueve al público. Finalmente es interpretada “Alegría matutina”, donde Laura García, la flautista, se lució notablemente.

Llega el intermedio y el público, que en gran parte está compuesto por adultos mayores y extranjeros, comparte sus opiniones satisfechos. Nadie bosteza o parece ansioso por salir del lugar, todos están a la expectativa de la continuación del concierto.

Después del intermedio, el homenaje continúa con Charlie Daniels, el joven compositor mexicano que ha logrado llevar sus obras a varios festivales dentro y fuera del país. Su obra denominada Imágenes oníricas arranca con la pieza “El pez que camina”, enérgica primero, luego más calmada y fantástica, que gana de varios miembros del público un prolongado aplauso en el aire. Le sigue con igual ímpetu “El cuarto infinito”, pieza llena de potentes agudos por parte del fagot de Ariel Rodríguez.

Para concluir, suena Wind and Quintet No. 2, del uruguayo-estadounidense Miguel Águila. Su pieza inicial “Back in time” contó con acompañamiento de la flauta y resultó altamente nostálgica. “In heaven” es una melodía in crescendo sumamente versátil, probablemente la pieza más experimental del concierto.

El evento cerró con la mitad de la audiencia de pie, sonriendo y colmando de aplausos a los artistas.

Ensamble Zephyrus 
Latinoamérica siglo XXI 
15 de octubre de 2019
Templo de la Valenciana

Fotografía: cortesía FIC

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