Volver a salir con mi novio, visitar Teatro la Capilla y … reír sufriendo con #EdipodeMéxico. por A.G. Cabrera.

Después de un par de meses de asueto de la cartelera cultural de la Ciudad de México, impuestos por la seducción del underground de esta urbe, con sus correspondientes estragos económicos, Arturo y yo retomamos nuestras salidas para descubrir la parte cool de esta metrópoli.

 

Visitar “Teatro la Capilla”, proyecto originalmente fundado por Salvador Novo y ubicado en el corazón de Coyoacán, es sin duda una experiencia que no te puedes perder si radicas en la ciudad, especialmente las diversexualidades provincianas que hemos venido a habitar y deleitar nuestras gracias por el DF; hacerlo, es casi obligatorio en nuestro haber espiritual como refugiados y acogidos de esta capital.

 

Este espacio reúne propuestas que mezclan en sus carteleras personalidades posicionadas del medio con anamnesis platónicas en proceso formativo de distintas disciplinas escénicas, talentos sólidos e incipientes coinciden en estos proscenios, provenientes de distintas escuelas y aforos artísticos del país y del extranjero. Supongo que, en un refrendo de la genialidad de Novo, aquí se estimula el constante involucramiento generacional en las creaciones que se exhiben como elemento de impulso del arte escénico contemporáneo.

 

Escena inicial… Un travesti es martirizado a – putazo limpio – en el piso, cautivo de un par de criminales de los que generan recurrentes notas rojas en nuestras ciudades, entre gritos y sangre goteada en el piso que lo mismo sirve para trazar un mapa, se sumerge al espectador en un diálogo estremecedor que explica una serie de coordenadas para llegar a los pueblos de Tebas, Delfos y Corinto, cuyas toponimias están acompañadas en esta adaptación del nombre de un santo patrono que evoca cualquier locación de nuestro país.

 

Así comienza Edipo de México, una adaptación del genial Raúl Uribe, egresado de la Escuela Nacional de Arte Teatral, quien empieza a dejar su huella en la dramaturgia innovadora de la Ciudad de México; la dirección está a cargo de la agudeza de Enrique Aguilar, que con su trabajo, bien honra mi perspectiva respecto del legado de este teatro.

 

El Edipo de esta representación, si bien es un repaso a la memoria respecto de la obra original, en esta adaptación cruza por las realidades del drama y crueldad que nos envuelve como sociedad mexicana, estar enferma de rencor. 

 

La puesta en escena pasa por la parodia satírica de cualquier político de pueblo promedio, nos enfrenta a los estigmas y prejuicios que nos puede transformar a cualquiera en chivo expiatorio, al tiempo que, metáforas cómicas y un ingenioso uso de la farsa, con personajes de la diversidad sexual, del clasismo puebleril y de la delincuencia organizada, nos pasean por el ejercicio y percepción social del poder en México. 

 

En escenas finales, monólogos que estremecen, dónde destaca la culpa del Edipo que se saca los ojos interpretado por el talentoso Alejandro Piedras, nos confrontan al espejo de lo que significa el odio social que, de una u otra forma, se nos ha introyectado como parte de esta colectividad nacional. 

 

Se sentencia en algún diálogo sin compasión para el público: "– este país es una fosa – ".

 

Si viven en Ciudad de México, acudan a ver su cierre de temporada el día de hoy 13 de marzo de 2019 a las 20:00 hrs. en la sala Novo de “La Capilla”; de igual manera, auguro que su cartelera volverá a estar vigente en una temporada futura.

 

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